Volver a la presidencia de Amefmur por segunda vez debe aportar otra perspectiva sobre los planes de futuro.

Hay otro antecedente, el de Miguel Lloret, del Balneario de Archena. Vuelvo con ilusiones renovadas y con la esperanza de lograr, junto con todos los asociados, nuevos objetivos que se sumarán a todos los conseguidos hasta ahora. Somos una asociación compuesta por empresas muy potentes desde el punto de vista humano, laboral y empresarial y esperamos alcanzar nuevos logros en esta nueva etapa.

Entiendo que sus objetivos serán distintos a los de sus antecesores, dado que la salida de la crisis ha cambiado el escenario y la asociación tiene unas cuentas saneadas.

Efectivamente, las cuentas están saneadas y aprovecho para felicitar a todos los presidentes anteriores y particularmente a Marian Cascales (su antecesora) y a su junta directiva y a la directora, Paca Martínez, que también ha estado participando en este proceso de saneamiento. Ahora vamos a intentar perfeccionar la formación del capital humano, apostando por la Formación Dual, profesionalizar la empresa familiar con la ayuda de la Cátedra Mare Nostrum, que es un lujo y un privilegio que nos podemos permitir en Murcia. Es la única Cátedra de la Empresa Familiar en España en la que participan dos universidades, la de Murcia y la Politécnica de Cartagena, y está compuesta por 26 profesores de primer nivel y nueve departamentos.

¿En qué se traduce esto?

El nuevo enfoque va a consistir en orientarla hacia nuevos contenidos, además de los que ya desarrollaba, con el fin último de profesionalizar muchísimo más las empresas familiares. Según nos indica el Barómetro de Amefmur, la mayor parte de ellas está en la segunda generación, y lo que pretendemos es consolidar la sucesión en la empresa familiar de forma profesionalizada.

¿Cómo ha evolucionado el proceso de sucesión, después de tantos años volcados en facilitar el relevo?

Gracias a ese observatorio privilegiado que es el Barómetro, sabemos que tenemos a la segunda generación a los mandos, en el comité ejecutivo y en la gerencia en el 74% de las empresas. Nuestro objetivo es llegar a una tercera, a una cuarta y conseguir empresas que sirvan de ejemplo, como la del presidente de la Croem, José María Albarracín, que tiene 165 años y seis generaciones. En la Región también hay muchas empresas en la tercera y cuarta generación, que también pueden servir de ejemplo, como la familia Zamora Rostoy, de Licor 43, y tantas otras.

¿Las empresas familiares han aprendido la lección?

Hemos mejorado muchísimo. Una de las labores de la asociación que hemos llevado a rajatabla ha sido la sucesión, y en esto se ha mejorado muchísimo. La perfección no existe, pero pretendemos llevar la profesionalización al máximo de casos posible. Otro dato que constituye un indicador buenísimo es la incorporación de la mujer a la empresa familiar, de la que estamos muy orgullosos. Esto refleja la profesionalización, porque ya se va eligiendo a los mejores.

¿En qué medida se han incorporado las mujeres?

Uno de los datos que nos va a proporcionar el próximo Barómetro precisamente va a ser ese porcentaje. No lo tenemos aún, pero sí podemos decir que va a ser más elevado que la media. De hecho, en nuestra propia junta directiva son casi el 50%, pero no por cuota. Su perfil coincide con los datos que ofrece el Barómetro de la Cátedra de la Empresa Familiar, porque la mayoría están también en la segunda generación. Todo hace que vaya a ser el año próximo una de las cinco de toda España que van a servir de ejemplo al resto de cátedras del Instituto de Empresa Familiar.

¿Las empresas familiares también se deslocalizan?

Las empresas familiares ejercen una función social y casi en un cien por cien no nos deslocalizamos. Nuestro compromiso con el territorio hace que no nos deslocalicemos. Cuando decimos que somos columna vertebral y parte fundamental de la sociedad civil no es una frase hecha. Es una realidad. El sacrificio frente a la rentabilidad que hemos realizado en la época de crisis es otra realidad, porque hemos intentado mantener el máximo posible el empleo, que en las empresas familiares es muy cercano. Lo que hemos hecho en muchísimos casos es sacrificar rentabilidad para mantenerlo.

También parece que las empresas familiares han salido de la crisis mejor.

Voy a utilizar la expresión que usan los alpinistas cuando llegan a la cima: «O te aclimatas o te aclimueres». Eso es lo que hemos estado haciendo las empresas familiares y creo que vamos a continuar con nuestra aclimatación no solo para mantenernos, sino también para crecer. Además, el 33% declara que va a realizar inversiones.

Esta semana se ha celebrado una manifestación de agricultores para pedir agua, mientras que seguimos esperando el AVE y la apertura del aeropuerto. ¿Cree realmente que esta situación de carencias tiene arreglo?

Nosotros nos sumamos, lógicamente, a la posición que ha mantenido la Croem en todo momento ante los problemas a los que asistimos en la sociedad murciana, apoyamos las reivindicaciones sobre el agua y sobre el resto de cuestiones que van a hacer que esta región crezca y que nos vaya bien a todos. Lo que estamos defendiendo todos es el bien común.

Si tuviera que hacer una petición al Gobierno, ¿qué demandaría?

Lo que pedimos a la Administración es agilidad, flexibilidad para poder acometer y resolver los problemas con la mínima regulación posible desde el punto de vista de la creación de empleo y de empresas. Creemos en nuestra región y consideramos que vamos a salir adelante en este periodo difícil. Ya hemos salido de la crisis económica o estamos casi al final. Entre todos nos tienen que sacar a la Región adelante. Y cuando digo entre todos es entre todos: la sociedad civil, las empresas y todos.

Usted también ha pasado por la política como concejal del Ayuntamiento de Murcia. ¿Qué impresión conserva de aquella experiencia?

Como empresario, cuando en la época más difícil, entre 2011 y 2015, me propusieron entrar en las listas municipales, lo que hice fue tratar de devolver a la sociedad lo que tanto me había dado. El Ayuntamiento es pura cercanía, aunque pueda parecer que es una frase hecha.