Recibió hace dos años el premio de Divulgación Científica ADCMurcia que cada año entrega la Asociación de Divulgación Científica de la Región de Murcia. Con él se le reconocía su labor como docente e investigador en la UMU y la repercusión de su blog Scientia. Un blog cuyos post tienen una media de 30.000 lectores de todas partes del mundo. Además, su serie 'La ciencia de El Señor de los Anillos' es de las más alabadas a nivel nacional.

Hoy por la tarde impartirá en el aula de Cultura de Cajamurcia la charla 'Ciencia, divulgación y vida', invitado por la Academia de Ciencias. ¿Cómo se compaginan las tres?

Con esta conferencia lo que voy a intentar es responder a preguntas que la gente suele hacerse cuando se habla de divulgación científica. Para qué sirve llevar la ciencia a la sociedad; si el propio investigador además de promover la cultura científica entre los ciudadanos puede también retroalimentarse... Y como hilo conductor utilizaré una historia personal, donde se hablará cómo la divulgación de la ciencia puede ayudar a mejorar la calidad de la vida de algunas personas, la divulgación de la ciencia más allá de la investigación. Y también defenderé la importancia de la investigación básica.

¿Investigación básica frente a investigación específica?

No existe un muro entre ambos tipos de investigaciones, pero últimamente la gente está obsesionada con que se investigue sólo en cosas que tengan un rendimiento económico rápido, en algo práctico. Y no se tiene en cuenta que sin una investigación previa básica en los laboratorios y centros de investigación sería imposible una investigación posterior aplicada. Además, también es muy importante generar conocimiento per se, independientemente de si lo vas a utilizar ahora o dentro de 10 o 20 años. Y la sociedad debe saber que con sus impuestos se está pagando la generación de conocimientos que en algún momento de su vida les puede ayudar. Al final, lo que existe es la buena o mala investigación.

¿Tiene tanto sentido acercar la ciencia a la sociedad? No todos los investigadores lo tienen claro, o al menos, no aplican ese principio.

Cada vez se le está dando más importancia. En primer lugar, porque hace a la sociedad más libre, que yo la entiendo como aquella que puede tomar decisiones con más conocimiento y causa, y no basada en mito o errores. La divulgación científica genera una sociedad más culta, y ésta está más preparada para tomar las decisiones adecuadas libre de grupos de presión. Pero lo cierto es que el investigador ha tenido durante mucho tiempo esa culpa, porque no hemos sabido salir de nuestra torre de marfil.

O lo hacen pero con un lenguaje muy técnico.

Sí, tampoco se ha sabido utilizar el mensaje de la ciencia de la forma correcta, explicando lo que se hace día a día, de manera asequible, porque no somos un grupo de personas que estamos en los laboratorios haciendo cosas raras y ajenas a las que necesita la sociedad. Los ciudadanos deben tener claro que sin la ciencia los alimentos, los fármacos, los móviles o la ropa que utilizamos serían imposibles. Y esta divulgación debe hacerse con un lenguaje claro, asequible y que se entienda. Y debe hacerse, además, desde un punto de vista egoísta, porque si no explicas lo que haces y su utilidad, cómo vas a pedir luego a la sociedad que te ayude cuando llegan los recortes económicos, por ejemplo.

¿Qué disciplina científica destacaría usted?

Ninguna. No veo una más importante que otra. Al final lo que hay es la multidisciplinariedad o interdisciplinariedad y la suma de todas es la que al final genera la Ciencia con mayúsculas. Estamos en una época en la que la física, la química, las matemáticas, la biología, la genética... no forman compartimentos estancos, sino que una ayuda a la otra.

¿Qué herramientas son las más útiles a la hora de divulgar el conocimiento científico?

Son muchas y muy diversas y cada una de ellas tiene su utilidad, su estilo y el público al que llegar. Pero no en todas ellas se puede utilizar el mismo lenguaje.

¿Y cómo lleva compaginar esta labor con la docencia y la investigación?

Teniendo en cuenta que sigo con el mismo horario de clases y de atención a mis alumnos, lo compagino gracias a que me gusta. Y la pasión es importante, pero el esfuerzo también lo es. Hasta hoy no me he planteado tirar la toalla, aunque me falta tiempo...

¿Qué ventajas ha encontrado tanto para usted como para la Universidad esta faceta divulgativa?

Nos ayuda a ambos. Una universidad que lleva la ciencia a la sociedad tiene mejor imagen dentro de la ciudadanía. Yo he conseguido proyectos de investigación de carácter nacional, de hasta un millón de euros, gracias a haber explicado lo que hacemos en nuestros laboratorios. Y para esto último yo utilizo mucho las películas de El Señor de los Anillos.

Su primer libro, en 2005, versaba sobre 'Nuevos alimentos del siglo XXI'. ¿Quiso desmontar algún mito?

No, pero es un libro que si escribiera ahora, no estaría de acuerdo con muchas cosas. Precisamente la ciencia se basa en eso, y los avances en la investigación nos hacen ver que cosas que creíamos antes de una manera no son así.