La llegada a la jubilación de las generaciones nacidas durante el ‘baby boom’, unida al retraso de los jóvenes en la incorporación al mundo laboral y la caída de la natalidad, dibuja un horizonte sombrío para el futuro de las pensiones.

A pesar de los malos augurios, «la mitad de la población española confía en que podrá vivir sin aprietos el día que se jubile», mientras que cuatro de cada diez españoles lo pone en duda, según apuntó David Carrasco, director del Instituto BBVA de Pensiones. No obstante, entre la población existe un gran desconocimiento sobre las cifras reales en las que se mueven las pensiones, como demuestra el hecho de que «cuando se les pregunta a los españoles cuánto necesitan para vivir con tranquilidad, responden que 1.300 euros». Sin embargo, creen que la pensión media es de 776 euros. «Ni lo uno ni lo otro», precisaba David Carrasco. La pensión media en España está en 1.068 euros, una cifra que en la Región se reduce a 812 euros.

El director del Instituto de Pensiones del BBVA planteó las dificultades a las que se enfrenta la Seguridad Social cuando las generaciones nacidas en los años 60 del siglo XX empiecen a jubilarse, teniendo en cuenta los cambios que se están produciendo en la demografía, con una esperanza de vida de 81 años en los hombres y 86 en las mujeres. Además, estos nuevos jubilados «han tenido carreras más largas y sueldos más altos.

Las personas que llegan ahora a los 65 años podrán vivir 21 años más», precisó David Carrasco, aunque dejó claro que «nuestra esperanza de vida aumenta cuatro horas cada día». Su conclusión es que «tenemos un reto monumental».

Rebajas y bonificaciones

Los invitados que participaron en el encuentro coincidieron en que bonificaciones como la tarifa plana a las nuevas empresas no solo reducen los ingresos, sino que resultan «perversas», a juicio del decano del Colegio de Economistas, Ramón Madrid. Para José Ruiz, decano de los Graduados Sociales, crean un agravio a las demás empresas. «Si yo tengo dos empleados desde hace 25 años y pago un pastón, me obligan a luchar vestido con armadura, mientras que el nuevo va en bañador o en chándal», apuntó.

Fernando Sánchez, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia, coincidió en que «un sistema insuficiente lo que no necesita es que le resten ingresos».

¿A qué edad cree que podrá jubilarse?

Las cotizaciones como inversión

El decano de los graduados sociales defendió que «la Seguridad Social es baratísima, es una buena inversión», porque ofrece prestaciones que no daría «ninguna aseguradora. Yo siempre les digo a mis clientes que la mejor inversión que pueden hacer es una buena cotización. Si has cotizado lo mínimo, te quedará menos. La culpa en ese caso la tendrás tú». José Ruiz apostó por convencer a más gente de que se debe cotizar por lo que realmente se ingresa. A partir de ahí habrá que buscar fórmulas para que el sistema no sea deficitario».

David Carrasco dijo estar de acuerdo en que «la Seguridad Social es muy barata» y apuntó que una cotización de 40 años al 30% de nuestro salario nos paga 12 años de pensión. Sin embargo, vivimos 21. ¿De dónde sale el resto del dinero? El sistema es tan generoso que España es el tercer país que paga pensiones más altas. El primero es Luxemburgo y el segundo, Noruega. Al mismo tiempo, de los 15 países comparados, España era el tercero con una renta per cápita más baja».

Ramón Madrid subrayó que «si mejora la calidad de la economía y del empleo, no estaríamos hablando de todo esto. Quizás el esfuerzo se debe centrar más en facilitar el crecimiento que en mejorar el sistema de financiación de las pensiones. Si tenemos empleo de calidad, funcionará. Y en ese momento es cuando habría que plantearse las reformas, no en la época de vacas flacas».

El catedrático de Derecho del Trabajo y presidente del CES, José Luján, reivindicó el Estado del bienestar como «una manera de entender la vida, la sociedad y las relaciones de las personas en la Europa que queremos». A su juicio, «no hay que rasgarse las vestiduras», porque también en los años 80 se hablaba del riesgo de quiebra del sistema de pensiones, que no llegó a producirse. «Recurrentemente, el debate aparece, tiene un recorrido, se para y vuelve a aparecer». Aludió a la nueva ley de los autónomos, que duplica la duración la tarifa plana, y dijo que «tenemos que saber que este gobierno y los anteriores están metiendo la mano en la hucha de las pensiones para pagar políticas de empleo. Llevan 20 años rompiendo la cajita de las pensiones para pagar políticas de empleo, que habría que pagarlas con los presupuestos».

Ramón Madrid contestó que «un plan de ahorro también puede ser comprar un apartamento en el centro de Murcia, una inversión en ladrillo en el centro del pueblo».

Por su parte, Fernando Sánchez, dijo que «la hucha de las pensiones no se vacía por las reducciones de las cotizaciones, aunque en parte sí, sino básicamente por una insuficiencia de ingresos que no permite pagar las pensiones». Coincidió en que el mismo debate se produjo en los años 80. «Hubo una oleada de inmigración y pareció ocultar el problema», indicó. Defendió la necesidad de «hacer pedagogía para que la gente sepa lo que se puede hacer y lo que no» y criticó que el Gobierno ofrezcan rebajas fiscales a los jubilados, «que han sido uno de los colectivos que menos han notado la crisis».

David Carrasco señaló que las políticas de empleo apenas suponen la décima parte del déficit de la Seguridad Social, que alcanzó los 18.000 millones en 2016.

Viudedad y orfandad

Ramón Madrid propuso también sacar de la Seguridad Social las pensiones de viudedad y de orfandad, una idea rechazada por Luján. «Lo veo un experimento un poco peligroso», indicó, planteando el temor de que estas pensiones pasen a ser consideradas «una prestación», por lo que considera necesario plantear si mantienen su vinculación al cotizante «que se ha ido» o se le da otro tratamiento.

Ramón Madrid añadió que en muchos países europeos funciona un sistema mixto y abogó por una armonización de los criterios aplicados en la UE. «Tenemos que plantearnos qué sistema queremos, porque el Estado del bienestar llega hasta donde puede llegar, y hay generaciones que lo pueden pasar bastante mal». También ve positivo que quienes quieran seguir trabajando «compartan trabajo y pensión».

Fernando Sánchez entiende que, sacando las pensiones de viudedad y orfandad del sistema «cambiamos el problema de sitio, pero no lo arreglamos. Además, en la medida en que sigan siendo contributivas, tarde o temprano acabarán siendo una prestación asistencial. Si es eso lo que se pretende, tendrá que explicitarse: a partir de ahora van a ser pensiones de supervivencia que se van a integrar en una renta mínima».