El delegado del Gobierno en Murcia, Francisco Bernabé, dijo ayer que la última oleada de pateras llegada a Cartagena es «un ataque coordinado contra nuestras fronteras y, por tanto, contra las fronteras de la Unión Europea».

«Bernabé quiso lanzar un claro mensaje a las mafias que trafican con seres humanos, advirtiendo que cualquier ser humano puede llegar a España, pero tiene que hacerlo de forma legal», indicaron desde la Delegación del Gobierno en un comunicado.

Destacó «la extraordinaria y coordinada respuesta ante una situación sin precedentes».

El delegado señaló que el buen tiempo (que, tradicionalmente, viene acompañado de una ola de nuevas barcazas en las costas de la Región) va a seguir varios días más, por lo que se mantiene el estado de máxima alerta en previsión de nuevas oleadas de pateras, ya que, según destacó, de nuevo en referencia a las mafias, «sabemos que están preparados».

En sus declaraciones, Bernabé especificó que quería «agradecer de manera muy especial la colaboración y disposición del ayuntamiento de Cartagena y su alcaldesa, Ana Belén Castejón».

El delegado se movilizó hasta el Muelle de La Curra, en la ciudad portuaria, para esperar a las embarcaciones que habían rescatado en el mar a personas procedentes del continente africano.

«Aquí lo que hay que hacer es socorrer, no ir dando este tipo de espectáculos», subraya el portavoz de Convivir sin Racismo, Juan Guirado, a propósito de las palabras de Bernabé. «Me parece un disparate. Los políticos no tendrían que alarmar ni hacer creer que las personas que vienen aquí son una amenaza para el resto de la población», destaca Guirado, sobre las «irresponsables» declaraciones del sustituto de Antonio Sánchez-Solís.

La asociación lamenta que el político, hasta hace unos días diputado en el Congreso, opte por un lenguaje más bélico que humanitario y, en este sentido, exige al nuevo delegado del Gobierno que deje de hablar «de una situación de guerra», porque la que se vive en la Región, con la llegada de personas, «ni se le aproxima, es una situación humanitaria».

Asimismo, Convivir sin racismo remarca que en Argelina «hay graves problemas de democracia, que no existe», por lo que muchos de sus habitantes se juegan la vida en el mar en busca de un futuro en Europa. «Y a España, como se está beneficiando del gas y de los recursos naturales de Argelina, parece que no le interesa decir nada», indica Guirado.