El alcalde de Alhama, el socialista Diego Conesa, es partidario de revisar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) del municipio para reorganizar la distribución del suelo urbanizable que no ha sido edificado y liberar espacios naturales que, a su juicio, deberían quedar protegidos. Diego Conesa considera que lo mejor sería «concentrar» las áreas en las que es posible construir, compensando a los propietarios con un aumento del volumen edificable, de forma que puedan conseguir el mismo aprovechamiento en una superficie menor.

Alhama de Murcia fue uno de los primeros ayuntamientos que adaptaron su planeamiento urbano a la Ley del Suelo regional de 2001, que permitía recalificar cualquier terreno que no estuviera expresamente protegido. El PGOU aprobado hace algo más de una década resultó muy polémico y causó una gran división entre los grupos municipales, aunque permitió disponer de suelo suficiente para que Alhama fuese el municipio al que acudieron a comprar terrenos los promotores de Paramount Park, el frustrado proyecto del fallecido Jesús Samper. También la promotora de Balsicas Polaris World realizó una fuerte inversión en terrenos, aunque apenas llegó a construir una mínima parte de la primera fase de la urbanización Condado de Alhama, mientras que una gran superficie urbanizable se está plantando ahora de frutales y uva de mesa.

El alcalde actual considera que la planificación aprobada dejó desprotegido zonas próximas a Sierra Espuña y a los saladares más valiosos, en las que existen valores naturales que deberían preservarse.

Conesa considera que en estos momentos, a la vista del escaso desarrollo que han alcanzado los planes de infraestructuras que debían acompañar a las urbanizaciones, es preciso apostar por «un cambio conceptual», que permita conseguir «una mayor concentración de las zonas a edificar en un espacio menor».

A su juicio, «el formato resort es inviable por la gran cantidad de recursos que necesita», dado que las urbanizaciones diseminadas precisan de los mismos servicios que una ciudad, pero resultan mucho más costosos.

Por eso, defiende que la concentración de las urbanizaciones facilitaría la dotación de infraestructuras y de los servicios que precisan los vecinos, aunque tendría que ir acompañada de un aumento del volumen edificable, de forma que «si había una edificabilidad de 20 metros cúbicos por cada cien metros cuadrados, ahora se podría llegar a los 80. Una ciudad a lo alto es mucho más sostenible que a lo ancho», asegura Diego Conesa.