«Cuando idealizas un sueño, lo alcanzas y la realidad no es tan utópica como creías, el golpe es más duro». Así expresan varios médicos internos residentes de la Región su experiencia tras seis años de carrera y otro más, en el mejor de los casos, de preparación para afrontar el duro examen para ser MIR.

Miles de jóvenes alcanzan su sueño cada año para ejercer esta profesión mientras continúan formándose en la especialidad elegida. El esfuerzo se ve recompensado con una plaza en el lugar deseado, pero, en ocasiones, la realidad no es tan halagüeña como esperaban y ese sueño se convierte en pesadilla.

El 70% de estos médicos sufre estrés o el conocido como síndrome ´burn out´ o ´síndrome del quemado´, mientras el 40% asegura haber sido víctima de algún tipo de acoso en su entorno laboral.

Estos alarmantes datos los dio a conocer hace unas semanas Borja Castejón, especialista en cirugía vascular y representante de los MIR en el Colegio de Médicos de Madrid, donde hay más de 4.000 médicos residentes. «El verdadero problema es que todo esto permanece oculto y la única forma de solucionarlo es sacarlo a la luz y que se conozca lo que está sucediendo como paso previo a sentarnos con las instituciones a buscar soluciones», explica este joven médico.

En la Región de Murcia hay actualmente 943 plazas MIR, 316 ocupadas por hombres y 627, por mujeres, con un tiempo de residencia que oscila entre los cuatro y cinco años en función de la especialidad.

«Vemos que esta formación puede acabar afectando a la salud mental de los residentes, por eso hay que alertarles y despertarles su sentido crítico, que no traguen con todo lo que se encuentren por miedo, que aprendan a manejar situaciones complicadas y pidan ayuda», afirmó Castejón.

Las cifras de acoso, el 40%, también son altas y vienen de un estudio realizado en el Hospital Clínico de Barcelona que, según indicó Castejón, se pueden extrapolar al resto de centros, aunque admitió que dentro de los hospitales existe la figura del tutor y de la comisión de docencia que realizan un seguimiento de los médicos recién incorporados.

El acoso laboral se «disfraza» de muchas formas. «A veces dejan fuera de algunas actividades del servicio al residente, lo minusvaloran o lo dedican a ´limpiar trabajo´, es decir completar informes y demás tareas burocráticas», explican varios residentes de la Región. También se enmarcan dentro del abuso laboral las jornadas maratonianas y la falta de libranzas tras una guardia. Otra de las situaciones a las que los residentes tienen que hacer frente son las actitudes racistas y machistas. Estas se producen, sobre todo, por parte del jefe de servicio hacia el residente, «entre los compañeros no es habitual, suele generarse un lazo de hermandad entre los residentes. Aunque es importante aclarar que no todos los superiores son así, depende de la persona, pero no hay que negar que hay casos», matiza una residente de Anestesia.

Además, los residentes también se enfrentan, según Castejón, a la precarización de la profesión. «Es una realidad. Según los datos que manejamos de más de 13.000 médicos solo la mitad tiene plaza en propiedad y dentro de este grupo en el último año han tenido cuatro contratos diferentes y la peor parte se la llevan los menores de 40 años, las mujeres y los extranjeros», informó este médico.

Ligado a esta precarización Castejón también incidió sobre los bajos sueldos. El salario base al incorporarse a la profesión es de unos mil euros aunque varía en función de cada comunidad autónoma, a lo que hay que añadir las guardias y los años de residencia que se sumen. La Región de Murcia es la que mejor paga a los residentes con un salario de 16.497 euros anuales, según datos del Sindicato Médico.

De este modo, para los residentes, alcanzar su sueño se convierte en una carrera de obstáculos con la «problemática añadida» de que, según señala Castejón, «al ser una profesión vocacional se asume que las cosas son así y que tienes que pasar por todo tipo de situaciones desagradables antes de conseguir la meta».