En el centro del problema de los enfrentamientos que se han podido vivir, durante las últimas horas e incluso durante los últimos meses, entre el Gobierno de la Nación y el Govern catalán, está la ciudadanía, que se decanta hacia un lado o al otro de la balanza independentista. Y entre ellos, muchos emigrantes. Sólo de la Región se calcula que residen en Barcelona capital más de 100.000 murcianos entre primera, segunda y tercera generación.

Uno de ellos es el presidente de la Casa Regional de Murcia en Barcelona, Emiliano Bermúdez, que, preguntado por este referéndum, recuerda que «Cataluña es un crisol de culturas», ya que «más del 70% de la sociedad tiene una vinculación con fuera de Cataluña». «Intentar romper, una sociedad que se ha construido con gente de toda España y, desde hace unos años, de todo el mundo, no tiene mucho sentido y, además, no es justo». Y puntualiza que «aquí lo ha hecho mal mucha gente, tanto los últimos gobiernos de Madrid como desde el Govern de Artur Más, que han roto la baraja», una situación tan extrema que según Bermúdez, «nos lleva hoy a que gente que no tenía pensado ir a votar, al ver las últimas reacciones de Madrid han querido ir a dejar su voto».

Son también muchos murcianos en Barcelona los que destacan el problema de los mensajes de los proindependentistas -refiriéndose al mensaje de 'España nos roba'- que, a fuerza de repetirlos,«han calado en la sociedad catalana», explica Bermúdez quien aclara que «objetivamente eso es incierto».

Para este murciano una de las grandes mentiras que se repiten es el hecho de que el país no les dé vías para conseguir su objetivo. «Es muy sencillo, los partidos independentistas deberían hacer campaña en España, cambiar las mayorías en el Congreso de los Diputados, modificar la Constitución, introducir una cláusula de autodeterminación vinculante, hacer un referéndum, ganarlo y entonces aquí nadie podría decir nada», señala Bermúdez. También recuerda que «la Constitución ha emanado de una soberanía popular de todos los españoles, y para cambiarla habría que proceder según establecen las leyes actuales».

Bermúdez explica a este diario lo fácil que se puede manejar una sociedad recordando la famosa frase de Pujol 'Ahora no toca'. «No se trata de una sociedad radicalizada, pero si mediatizada y no adoctrinada en la querencia de su propia nacionalidad y, por omisión, esa mediatización ha erradicado a España».

Los que en este momento se sienten murcianos, españoles y catalanes no se han sentido directamente presionados, pero el aparato mediático al final monta un contexto en el que quieren dividir a la sociedad catalana en dos, explica. Por eso, añade, «es muy complicado lo que va a pasar a partir de ahora, existen dos bloques muy diferenciados que están creando una brecha que cada vez se va agrandando más y que irá empeorando». Todos reconocen que «es bueno que Cataluña tenga su cultura y su idioma y además que se potencie, pero el problema viene cuando esos rasgos se tienen que combinar con la sociedad española y eso es lo que los políticos de ambas partes tienen que llegar a resolver».

Sobre el artículo 155

Sobre lo que tanto se ha hablado de aplicar el artículo 155 de la Constitución, «supondría para Cataluña un problema social que depende de cómo se manejara podría dar como resultado una convivencia muy complicada», puntualiza Bermúdez, quien recuerda que «la foto que buscan ahora mismo los independentistas es la policía dando palos o los tanques cruzando las calles de Barcelona, y no se la podemos dar porque, si se la damos, la única pieza que les falta que es el reconocimiento internacional puede que lo tengan, por lo que un escenario con la aplicación del artículo 155 habría que pensarlo muy bien y ver en qué condiciones lo hacen».

Recuerda asimismo que en las últimas elecciones autonómicas el 52% de la sociedad catalana votó a partidos que en su programa llevaban 'No' a la independencia y algo más del 42% votó a partidos que en su programa llevaban explícitamente el 'Sí' a la independencia'. «Tienen mayoría de escaños por la Ley de Ohm, pero no tiene la mayoría social en el Parlamento, porque detrás de cada voto hay un ciudadano y más del 52% de la población votó en contra de la opción a la independencia».

Bermúdez, como economista de profesión, explica que «ha faltado una labor informativa de en qué panoramas nos podemos encontrar si hay independencia «y cuando tú a la gente no la informas, engañas por omisión», refiriéndose a que existen demasiadas lagunas a la hora de saber cómo se mantendría económicamente el nuevo país y cómo sería su relación con el resto de estados miembros, no estando Cataluña dentro de la Unión Europea.

Otro de los murcianos que han echado raíces en Barcelona es José Gómez, actualmente también responsable de la Casa Regional de Murcia en Barcelona, y que recuerda que cuando llegó a esta ciudad, hace más de cuarenta años, encontró una sociedad que estaba en pleno crecimiento, donde todos se forjaron un porvenir. Ahora se define como de 'los otros catalanes'. «Somos los que no sacamos las banderas a los balcones, no vamos a las manifestaciones, pero nos sentimos catalanes, españoles y murcianos», matizando que «somos una gran mayoría los que no tenemos nada que reflexionar porque entendemos que la estructura de país actual es la correcta». Igualmente coincide que «tanto el Gobierno de Madrid como el Govern no han sido capaces de llegar a un entendimiento para intentar parar esta charlotada». Sobre qué pasará después del día 1, señala que «tras las fotos de rigor, será el momento de intentar sentarse y buscar una solución que convenza a todo el mundo, aunque es un futuro bastante incierto y complicado».