La dislexia es una alteración de la capacidad de leer por la que se confunden o se alteran el orden de letras, sílabas o palabras. En la mayoría de los casos está provocada por un defecto neurológico, aunque no siempre, y hay varios niveles de gravedad. En muchas situaciones sus efectos se podrían minimizar casi al 100 por cien con la detección precoz de esta dificultad en el aprendizaje.

Eso es lo que defienden padres, investigadores y docentes en general, que llevan reclamando desde hace años más recursos para hacer frente a esta disfunción. Los estudios realizados (uno de ellos en todos los colegios de Molina de Segura, tanto públicos como concertados) han llevado a la misma conclusión: el 10 por ciento de los escolares tienen dislexia. Y van más allá, cada niño disléxico es diferente y necesita su método de aprendizaje de tipo multisensorial (audiovisual,dibujos,juegos ,etc).

Ana Martí, presidenta de Adixmur (Asociación de Dislexia y otras enfermedades del aprendizaje de la Región de Murcia) explica que «aunque parezca mentira, existen comunidades que no tienen desarrolladas normativas para intervenir adecuadamente a los alumnos con dislexia, y los niños y niñas que presentan estas dificultades están desatendidos por sus centros escolares». No ocurre en la Región de Murcia, si bien aquí los recursos son escasos.

Martí, madre de un niño afectado, reclama que es necesario atender a las demandas de este colectivo, ya que la dislexia afecta a uno de cada cuatro niños en edad escolar. Y va más alla: si fuera tratada a tiempo, se podría evitar el 40% del abandono de las aulas.

Adixmur nace de la necesidad de un grupo de familias de ayudar a sus hijos y buscar respuestas para que se les atienda en el marco de una educación inclusiva, para todos. « Comenzamos muy poquitos padres, pero cada vez somos más y también contamos con la colaboración de profesionales que nos ayudan», indica.

Las familias están concienciadas de que tienen que ayudar a sus hijos y comprender, que no es porque no quieran estudiar sino que no pueden por la dificultad que les supone ser disléxico, y esto es muy importante para entenderlos, es el primer paso para creer en ellos.

La asociación murciana forma parte de la 'Plataforma 21 de enero', que agrupa a la mayoría de las asociaciones nacionales. Sus reivindicaciones son muy claras: da igual el lugar donde vivan, pero los menores deben ser atendidos. «Hay que decir 'ya basta' y evitar que sufran más; no pueden ser invisibles para la educación», defiende.

Adixmur apela al Gobierno español para que active recursos humanos y económicos para hacer frente a la «situación de desigualdad» que existe con la dislexia respecto a otras necesidades educativas.

REIVINDICACIONES

La Plataforma reivindica la puesta en marcha de protocolos de detección temprana, identificación e intervención, cupos de acceso, derecho a la adquisición de becas del Ministerio de Educación, medidas a utilizar en enseñanzas general o especial y universitaria, transparencia en datos estadísticos de prevalencia y «ajustes razonables» a las pruebas oficiales de capacitación durante la vida adulta.

Ana Martí apunta además, las carencias actuales que presenta el sistema sanitario, además del educativo, para atender a este colectivo. «Estamos negociando para poder entrar en el programa del niño sano, ya que la sanidad es una parte importante también en la detección temprana», defiende y añade que en la revisiones médicas se podría ver quién puede presentar riesgo de dislexia.

«Con ello podríamos evitar sintomatologías como dolor de barriga, dolor de cabeza, fobia escolar y baja autoestima; ya existe en otras comunidades autónomas y les funciona fenomenal».

Por lo que respecta al sistema educativo, los padres reclaman «una modificación de estilos tradicionales de enseñanza-aprendizaje y valorar la creatividad y las potencialidades de cada alumno».

Tal y como está planteado ahora mismo, se queja la presidenta, «el sistema penaliza a estos niños y niñas porque todo se basa en la lectoescritura, como vehículo de aprendizaje y es aquí donde ellos tienen la mayor dificultad».

Eso sí, a su favor tiene, añade Martí, que «la mayoría de profesores ya están concienciados con el problema». Aquellos que no lo están y que desconocen la dislexia y cómo abordarla, sin embargo, «nos producen mucho dolor a las familias, pues son los que aún creen que estos niños no hacen las cosas porque no quieren y culpabilizan de los errores de lectura al niño o a sus familias».

Los padres reclaman que se cumpla la normativa que existe en la Región de Murcia, una de las más desarrolladas en materia de dificultades de aprendizaje. De hecho, es una de las pocas comunidades en las que existe un equipo específico de Orientación Educativa de Dificultades del Aprendizaje y Trastornos de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Pero, insisten, «aunque ganas hay, los recursos públicos tendrían que ser mayores».

Los padres también quieren dejar claro que las medidas a poner en marcha no son privilegios, «sino igualdad de condiciones con el resto del alumnado que no presenta estas dificultades».

Enumera como ejemplos no penalizar las faltas de ortografía, darles más tiempo en los exámenes, adaptar las tareas, realizar exámenes orales, etc.

«Y hay que reducir las lista de espera de los diagnósticos; faltan mas orientadores en los centros», añade Martí.

Todas estas medidas, junto con el trabajo de las asociaciones, ayudarían a las familias a no pasarlo mal y a que no tengan un sentimiento de culpa. Y, sobre todo, a que entiendan que «a los niños se les quiere por lo que son no por sus notas académicas», concluye