Es una enfermedad muy contagiosa y dolorosa, aunque en la gran mayoría de los casos se padece sin mayores consecuencias y se puede prevenir mediante una vacuna. Además, las paperas o parotiditis han pasado sin pena ni gloria en las estadísticas epidemiológicas de la Región hasta hace unos años. La causa: la utilización de una vacuna triple vírica (contra el sarampión, parotiditis y rubéola) en mal estado.

Entre 1993 y 1999 en la Región de Murcia, al igual que en otras comunidades autónomas, se inmunizó a los preadolescentes con la vacuna triple vírica del laboratorio Berna llamada Triviratén. El componente de parotiditis (paperas) de dicha vacuna, cepa Rubini, se mostró ineficaz años más tarde «por lo que los ciudadanos que la recibieron quedaron susceptibles a la enfermedad», explica el jefe de servicio de prevención de enfermedades de la Consejería de Salud, José A. Navarro-Alonso.

Una vez se comprobó la escasa protección que daba la cepa Rubini, cesó su comercialización en todos los países europeos, mientras que los laboratorios procedieron a su retirada.

En la comunidad murciana, en el año 1996 y 1997 se administraron 1.000 y 1.600 dosis de la vacuna Triviratén, respectivamente. No obstante, y dado que son dos las dosis necesarias para disponer de una buena protección, «todos estos jóvenes han recibido una dosis de la vacuna triple vírica con la cepa Jeryl Lynn de parotiditis», puntualiza Navarro-Alonso. En definitiva, que ningún joven recibió las dos dosis de vacuna triple vírica con la cepa en mal estado.

Según los datos aportados por el Servicio de Epidemiología de la Consejería, la incidencia de casos de paperas en la Región se había mantenido por debajo de la media estatal hasta 2012.

Brote epidémico

A partir de ese año se observa un incremento de los casos, que en 2015 llegaron a convertirse en epidemia: aquel año se contabilizaron 434 (29,62 por cada 100.000 habitantes), mientras que el año anterior hubo 157 afectados (10,67 por cada 100.000 habitantes). Esto supuso un incremento de un 176% con respecto a 2014, que ya fue un año epidémico, añaden desde Epidemiología.

Además, el 57,6% de los afectados tenía 20 o más años; y en 87,60 casos por cada 100.000 habitantes, las sufrieron el colectivo entre 10 y 19 años. «Eso demuestra la existencia de un repunte en la población joven ante una posible pérdida de efectividad de la vacuna con los años», indican. Más de la mitad de los casos en población adulta se registraron en el grupo de edad entre 20-29 años; seguidos del colectivo de 30-39 años.

Además, ese año se notificaron 5 brotes con un total de 64 casos afectados (entre ellos, 13 en la facultad de Medicina de Murcia); y otros dos brotes con 22 afectados cada uno en Calasparra (que tenían entre 15 y 69 años) y en Molina de Segura (el rango de edad osciló entre los 5 y los 54 años).

En 2016, la incidencia bajó y en la Región de Murcia se produjeron sólo 50 casos, lo que supone una tasa de 3.41 por 100.000 habitantes. En España, se produjeron 5.080 infecciones, con una tasa de 10.95 por 100.000.

En lo que va de año 2017 (hasta el 20 de agosto), sin embargo, el Servicio de Epidemiología ha contabilizado ya 75.