Podía haber elegido un patio del palacio, como hizo en su toma de posesión, o el salón de actos, que tiene aire acondicionado, pero el presidente de la Comunidad Autónoma, Fernando López Miras, decidió presentar su plan de rescate de los empresarios arruinados en la iglesia de San Esteban, anexa al edificio que alberga la sede de la presidencia regional. Se trata de un templo desacralizado, que está en obras, a medio restaurar, con los andamios adosados a los muros y disimulados por grandes cortinas de plástico, al igual que el retablo del altar, que es utilizado como escenario en los actos oficiales.

López Miras se encargó de explicar que había elegido la antigua iglesia renacentista de los jesuitas para reunir a los invitados convocados por tratarse de «la primera escuela» de Murcia. El presidente estableció un paralelismo entre los avatares por los que ha pasado la restauración del edificio y la propia situación de los empresarios arruinados a los va dirigido el plan de rescate presentado ayer. Sin embargo, cuando el jefe del Ejecutivo daba detalles sobre la obra que se tuvo que pararse cuando llegó la crisis y se acabó el dinero», resultaba difícil no acordarse de otros proyectos inacabados, que también fueron abandonados cuando consumieron su presupuesto.

Pese a los andamios y los fosos vallados juntos a los muros, la estética que imponen las obras no quita solemnidad al templo en el que se celebraron las tomas de posesión de los anteriores presidentes de la Comunidad Autónoma, hasta que Alberto Garre decidió trasladar la suya al patio.

Sin embargo, a pesar de que no había alfombra roja ni luces en los imponentes techos, el calor no perdonaba a los esforzados invitados, que acudieron con chaqueta y corbata, como si el termómetro de finales de julio no fuese inmisericorde con el protocolo oficial. Menos mal que la propia escenografía del acto incluía abanicos de cartón para uso de los invitados, mientras que los anfitriones se encargaron de distribuir botellines de agua que remediaran en la medida de lo posible la ausencia de refrigeración.

Sobre lo que fue el altar mayor una gran pantalla que presidía el acto proyectaba la imagen de una persiana bajada de color verde pistacho. Al acabar las intervenciones, la persiana se levantó para dar paso a un vídeo que mostraba negocios cerrados por la crisis y comercios vacíos, para jugar después con la metáfora de grandes puertas que se abrían como señal de recuperación. «La crisis ha cerrado muchas puertas», recordó el presidente.

El acto reunió a los directivos de BMN, Cajamar, Sabadell, Caja Rural Central, Caja Rural Regional y Avalam, además de representantes de la judicatura, decanos los colegios de Abogados, Notarios, Economistas, Ingenieros y Graduados Sociales, presidentes de las Cámaras de Comercio y de la patronal, entre otros.