El auge del turismo que vive la Región no ha llegado a los salarios de los trabajadores de la hostelería y, sobre todo, a las retribuciones de las mujeres dedicadas a la limpieza de las habitaciones. Las camareras de piso se han convertido en uno de los colectivos más castigados por las penurias que ha impuesto la crisis, especialmente en los establecimientos que han externalizado esta labor para encargársela a las compañías de limpieza mediante un contrato mercantil. El responsable de Turismo de la Federación de Servicios de UGT, Manuel Paredes, asegura que las limpiadoras trabajan por un sueldo que apenas supera el salario mínimo interprofesional, aunque en algunos casos llegan a cobrar directamente por cada habitación que limpian a razón de «un euro o un euro y medio, durante jornadas que pueden durar hasta 12 horas para poder llevarse a su casa al menos 20 euros al día».

El resultado es que cobran bastante menos que sus compañeras integradas dentro de la plantilla de los hoteles, cuyo salario neto en la Región puede rondar los 850 euros brutos, que se queda en unos 750 netos. «Esto supone una doble discriminación», apostilló Manuel Paredes, dado que a la dureza del trabajo que soportan se suma la pérdida salarial que comporta la externalización. El dirigente sindical señala que a lo largo del día las camareras pueden llegar a limpiar entre18 y 24 habitaciones a un ritmo frenético, dado que apenas disponen de 20 minutos por cuarto. «Es imposible que una camarera pueda hacer una habitación en 20 minutos», apuntaba.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Hoteles de la patronal Hostemur, Juan Carlos García, explicaba que la externalización de los servicios es una práctica totalmente legal, «que está amparada por la reforma laboral. Hay hoteles que tienen externalizada algún área y otros que no tienen ninguna. Son mayoría los que no tienen», afirmaba.

Juan Carlos García destacó que la normativa laboral permite que las empresas contratadas para realizar la limpieza o cualquier otro servicio pueden aplicar el convenio del sector de la hostelería a sus trabajadores o el suyo propio. El representante empresarial pone en duda que se estén produciendo irregularidades en la utilización de esta figura y sostiene que la Inspección de Trabajo no está detectando infracciones en esta práctica. Aunque no dio cifras sobre los precios que suelen pactar los hoteles con las empresas a las que encargan la limpieza, apuntando que se trata de negociaciones «confidenciales», sí admitió que lo normal es fijar un precio por habitación limpia en estos contratos. En otros casos se estipula un precio por metro cuadrado. «Esto lleva funcionando muchos años y, si sigue funcionando, es porque lo ampara la normativa legal», insistió.

El dirigente de UGT recordó que el último convenio firmado en la hostelería data del año 2008, lo que se ha traducido en una pérdida de poder adquisitivo que sitúa las retribuciones de la Región a la cola de las comunidades autónomas, «solo por encima de Ceuta y Melilla».Según sus cálculos, la diferencia entre el salario que cobra un trabajador del sector «en San Pedro del Pinatar y otro de El Pilar de la Horadada, en el límite con la provincia Alicante, alcanza los 200 euros».

Manuel Paredes también criticó la falta de previsión de las empresas que se están lanzando al negocio turístico, alentadas por el tirón que vive el sector en España, al haber quedado fuera del mercado gran parte de los países del Mediterráneo azotados por la inestabilidad política y el terrorismo.

A su juicio, las condiciones en las que se está produciendo el despegue pueden acabar provocando «una burbuja, que antes o después acabará estallando. La falta de formación de los trabajadores es una de las carencias más directas que origina este crecimiento del turismo, en contra de lo que ocurre en Alicante o en Baleares, donde las empresas tienen trabajadores profesionales, que están bien preparados y que pueden ofrecer un servicio de calidad a los clientes», advertía.