Más del 80% de los escolares españoles toma más cantidad de sal de la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que se asocia con un aumento en el riesgo de padecer enfermedades como hipertensión, osteoporosis y obesidad. Concretamente, el 84,5 por ciento de los niños menores de 10 años y el 66,7 por ciento de los mayores de 10 años consumen una media de 7,8 gramos de sal al día, según un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) que publica la revista European Journal of Nutrition. Esta cantidad está muy alejada de las recomendaciones de la OMS, que aconseja consumir un máximo de 5 gramos (un poco menos que una cucharada de té) para los adultos y ajustar esta cantidad a la baja en el caso de los niños de 2 a 15 años.

El exceso de consumo de sal (cloruro sódico o cloruro de sodio) es algo que preocupa a las autoridades sanitarias desde hace tiempo. Tanto es así que los Estados Miembros de la OMS han acordado reducir en un 30% el consumo de sal de la población mundial de aquí a 2025 con la finalidad de mejorar la situación sanitaria de la población. En este sentido, la OMS calcula que cada año se podría evitar 2,5 millones de defunciones si el consumo mundial de sal se redujera al nivel recomendado.

Según el estudio de la UCM, los adultos son conscientes de que un excesivo consumo de sal aumenta la presión arterial, con el consecuente riesgo de padecer hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, no lo son tanto de que este exceso también puede aumentar la presión arterial en los niños y les predisponen a ser adultos hipertensos.

Por otra parte, muchos padres tampoco son conscientes de que sus hijos, y ellos mismos, están tomando un exceso de sal porque la creencia general es que para reducir su ingesta es suficiente con controlar la cantidad que se le echa a las comidas.

Sin embargo, solo entre el 20 y el 25 por ciento de la sal que se consume diariamente procede de la sal de mesa. El estudio de la Universidad Complutense de Madrid desvela que la mayor parte de la sal que ingieren los niños es la 'sal oculta' en los alimentos, especialmente en los productos procesados.

La mayoría de la sal que consumimos se encuentra en los platos precocinados, la bollería, las conservas, las salsas industriales, los embutidos, incluido el jamón, el pan... El jamón y el pavo cocido también tienen mucho contenido de sal. Todos los productos procesados llevan un exceso de sal.

La ingesta excesiva de sal durante la infancia es especialmente preocupante porque es en esta etapa de la vida cuando se forman los hábitos y gustos alimentarios, muy difíciles de variar en la edad adulta.

«Al igual que vigilamos las grasas, el azúcar y las calorías de los alimentos, tenemos que controlar la sal que llevan porque si el niño se acostumbra al sabor salado desde pequeño, va a ser un joven hipertenso y además le va a costar acostumbrarse después a productos que no tengan ese sabor», asegura la nutricionista Amil Viéitez.

Viéitez recomienda reducir al máximo los alimentos procesados y entre todas las variedades de un mismo alimento, escoger siempre el que tenga menos cantidad de sal. «Ahora es más fácil ver la cantidad de sal que lleva porque es obligatorio que en el etiquetado ponga 'sal'. Antes podía poner 'cloruro sódico' y era más confuso», explica la especialista, que también recomienda vigilar que los alimentos no contengan ni grasas trans ni aceite de palma ni vegetales parcialmente hidrogenados.

Educar desde el hogar

Es en el hogar donde los niños hacen el 80 por ciento de las comidas semanales. Por lo tanto es en casa donde estos pueden aprender todo lo relacionado con la alimentación y la nutrición, la cultura gastronómica y la tradición, despertando su interés por lo que comen, cómo y por qué lo comen.

Los especialistas recuerdan que la educación alimentaria no es solo aprender a preparar platos saludables, sino que va más allá y hay todo un proceso en el que los niños pueden participar. Por ello animan a planificar el menú: no podemos dejar en manos de los niños la elección de la comida, pero ellos deben sentirse partícipes eligiendo, por ejemplo, las propuestas para días especiales. También es importante contar con ellos para organizar la compra, ya que pueden elaborar la lista enumerando aquellos productos que les gustaría incluir. Deben conocer los sitios donde habitualmente se hace la compra y así conocerán el origen de los alimentos, su forma de conservación y qué es un mercado, así como el almacenamiento, colaborando en la organización de la compra en la despensa.

Durante la edad escolar los especialistas recomiendan que se fomente entre los niños el consumo de frutas y verduras, que tengan un aporte mínimo diario de 500 mililitros de leche o sus derivados y que ingieran proteínas de origen animal y vegetal. Además, recuerdan que también hay que potenciar el consumo de legumbres y pescados, cuidar que las raciones de carne no sean demasiado grandes y evitar el exceso de sal.

Sepa que...

  • 1. Problemas asociados al exceso de sal: Un consumo excesivo se sal se asocia a un aumento del riesgo de padecer hipertensión, enfermedades cardiovasculares y obesidad durante la edad adulta.
  • 2. Cantidad aconsejable, según la edad: De 0 a 6 meses: 0,3 gramos De 7 a 12 meses: 0,92 gramos De 1 a 3 años: 2,5 gramos De 4 a 8 años: 3 gramos Mayores de 9 años: 3,75 gramos Adultos: 5 gramos
  • 3. De dónde procede la sal que se consume: Sólo entre un 20 y un 25 por ciento de la sal consumida proviene de la sal de mesa. El resto está oculta en los alimentos como los procesados.
  • 4. La sal también tiene sus beneficios: Los niveles aceptables de sal son beneficiosos para facilitar una correcta digestión, mantener el nivel de líquidos en el cuerpo y proporcionar la cantidad necesaria de minerales.