La ola de calor acrecienta los temores en el campo español ante la posibilidad de que los daños por falta de agua se extiendan a más producciones, y a que el año 2017 sea «desastroso», según fuentes de las organizaciones agrarias Asaja, Coag y Upa.

A los efectos que la sequía ya ha provocado en herbáceos de secano (como cereales) se suma ahora la «preocupación» por el impacto en cultivos como olivar, viñedo o frutos secos, porque «quedan pocas reservas de agua», según ha explicado José Carlos Caballero, de los servicios técnicos Asaja.

Las campaña de vendimia o recolección de estas producciones tiene lugar en otoño, y las perspectivas son negativas si no llegan las lluvias.

En cuanto a las zonas de regadío, el representante de Asaja ha mencionado la situación de «pre-alerta» y el riesgo que la falta de reservas hídricas supone para cultivos como los cítricos.

El presidente de Coag-Murcia, Miguel Padilla, ha apuntado que el calor en el sureste (Almería, Murcia o Alicante) es similar al del año pasado, y que el secano «aguanta más que la media nacional», pese a pérdidas «habituales» en cereal, pero en el regadío se avecina «un problema grandísimo» si sigue sin llover. Padilla ha señalado que los regantes están «al límite», porque el aporte del Trasvase Tajo-Segura «es cero» y ante el incremento de las temperaturas los campos necesitan más agua: «Es difícil que en verano llueva; si esto no cambia en un mes la situación será catastrófica».

El secretario general de Coag Jaén, Juan Luis Ávila, ha apuntado que los olivos de secano tiran «muchísima aceituna» al suelo, al no poder seguir adelante con la formación del fruto por falta de agua, mientras que los regadíos son precarios.

Fuentes de Upa han remarcado que la ola «llega en el peor momento y acentúa el estrés hídrico» de los últimos años: «Es tal el desastre que pocos recuerdan una situación tan trágica en el campo español (...) Habitualmente un año de mala cosecha en secano era buena en regadío y viceversa, pero este podría ser negativo en todos los sectores». Y ha mencionado la preocupación por el tomate para industria -porque no saben cómo reaccionarán las plantas al calor-; o en frutales, porque aceleran su crecimiento y trastocan los mercados.