Volver a hablar es una de las principales preocupaciones de los pacientes leringectomizados, aquellos a los que se les ha extirpado la laringe como consecuencia de un cáncer. Y en este campo el Hospital Reina Sofía de Murcia se ha convertido en un referente, ya que sirve como ´escuela´ para que otorrinos de otros centros y comunidades conozcan las últimas técnicas y mejoren la calidad de vida de sus pacientes.

Esta misma semana el Servicio de Otorrinolaringología del centro murciano ha celebrado el I Curso de Avances en la Rehabilitación tras la Laringectomía Total con el objeto de abordar las diversas actualizaciones, tanto en las técnicas quirúrgicas como en la rehabilitación poslaringectomía. En este curso han participado más de 70 profesionales y 30 otorrinos de distintos hospitales, así como varios expertos nacionales como el doctor Enrique Estellés de Valencia, el doctor Marc Tobed, de Girona y el doctor Óscar Cazorla, de Málaga, referentes a nivel nacional en la materia, según ha explicado a esta Redacción el doctor Diego Hellín, organizador del encuentro.

El encuentro ha constado de una parte teórica con mesas redondas, distintas ponencias sobre las técnicas quirúrgicas y el manejo postoperatorio de las prótesis fonatorias, y un segundo día dedicado a la sesión quirúrgica y en la que han sido intervenido cinco pacientes de distintos hospitales de la Región, «pacientes que entraron al quirófano sin voz y salieron hablando», destaca el doctor Hellín.

En estos casos, los cinco afectados habían sido operados anteriormente del cáncer y en esta intervención se les ha colocado la prótesis con la novedad de que se ha usado un nuevo sistema de anestesia local y no la general.

Los pacientes intervenidos de cáncer de laringe avanzado, que precisan la extirpación completa de este órgano, tienen que adaptarse a una nueva situación de su anatomía con dos secuelas principales: la extirpación de la laringe, que impide al paciente comunicarse de forma oral y un estoma traqueal o agujero definitivo en el centro del cuello, que impide respirar por la nariz. Al no entrar el aire húmedo y caliente a los pulmones, se empeora la calidad de vida del paciente.

Varias opciones

A pesar de estas secuelas que sufren los pacientes, consecuencia de la cirugía oncológica, la persona laringectomizada puede establecer una buena comunicación oral y paliar o disminuir la visibilidad del estigma de llevar un traqueostoma en el cuello. Tras la curación del cáncer, se dispone de distintas soluciones que posibilitan mejorar la comunicación oral. Se puede optar por la erigmofonía o también llamada voz esofágica. Es la más clásica y consiste en aprovechar el aire deglutido en el esófago para modular palabras en la faringe y la cavidad oral. La segunda opción es la electrolaringe, que consiste en un dispositivo eléctrico que se coloca en el cuello y produce vibraciones en la faringe, produciéndose, sin necesidad de aire, un lenguaje robotizado (es una técnica poco aceptada por pacientes y profesionales). Y la tercera opción es lograr la voz traqueoesofágica o pulmonar, que es la de mejor calidad. En este caso se precisa de una fístula o comunicación entre la tráquea y el esófago, en la que se coloca una prótesis fonatoria. Con este sistema, más del 90 por ciento de las personas laringectomizadas pueden hablar sin dificultades, siempre que se indique en el paciente adecuado.

La técnica de colocación puede ser en el mismo momento de la intervención oncológica (fistuloplastia primaria) o pasado un tiempo de la cirugía de laringe (fistuloplastia secundaria), como ha ocurrido en los cinco pacientes que han sido intervenidos durante la celebración del curso que ha ofertado el Reina Sofía.

Para la consecución de una buena voz, el seguimiento debe realizarse de forma interdisciplinar con la colaboración de profesionales de enfermería y logopedia, quienes tienen un papel fundamental en la educación y manejo de la prótesis y en el seguimiento para optimizar su rendimiento.