El 112 lleva recibidas en lo que va de mes una veintena de llamadas en las que se alertaba de menores de edad que pretendían quitarse la vida, indicaron fuentes cercanas. Las edades oscilan entre los 10 y los 17 años.

Algunos de estos casos ni siquiera han llegado a la Policía. Familiares de las menores afectadas se limitaron a alertar a Emergencias o a llevar a las propias niñas al hospital. Como el asunto, por fortuna, no fue a más y las pequeñas no revestían gravedad, no llegó a intervenir el Cuerpo.

En una ocasión, también este mes de mayo, sanitarios se desplazaron a un servicio donde un adolescente de 17 años se había arrojado al vacío desde su casa. El joven sobrevivió.

Y es que el suicidio, explican psicólogos consultados, sigue siendo un tabú en algunas familias. El miedo al estigma, a que la persona que lo ha intentado quede señalada, o el autoconvencimiento de que, en realidad, el menor no pensaba en serio quitarse la vida, sino llamar la atención, hace que muchos padres no recurran a la Guardia Civil o a la Policía. Sí a pedir ayuda profesional. En ocasiones, señalan los expertos, son los niños los que son reacios a que los vea el médico.

En cuanto a los métodos, la mayoría de las veces usan pastillas, aunque también presentan autolesiones por cortes.

En total, en los últimos diez días, del 15 al 25 de mayo, Emergencias recibió 71 llamadas en las que se alertaba de que había personas (adultas y menores) con intención de quitarse la vida. Del 5 del 15 de mayo, fueron 73 los avisos.

Esta tendencia se incrementa en primavera. Lo dicen las estadísticas. En una semana de febrero, por ejemplo, ascienden a unas 40 las llamadas sobre gente que hablaba de suicidarse. Con la llegada del calor, este tipo de avisos de multiplica.

En los datos que maneja el Teléfono de la Esperanza también se recogen muchas más llamadas en otoño y primavera.

La mayoría de las veces a Emergencias llama un allegado del afectado, generalmente la primera persona a la que éste le ha hablado de sus intenciones de suicidarse. Aunque en ocasiones es la propia persona que manifiesta querer quitarse la vida la que levanta el teléfono. La mayoría de las veces, dicen los expertos, con la ilusión de que alguien le escuche y le quite la idea de la cabeza.

En Murcia, el número del Teléfono de la Esperanza es 968 343 400. Allí escuchan a personas en situación de crisis, o simplemente a quien necesite hablar. De un modo completamente anónimo. Físicamente, sus instalaciones están en el número de la calle Ricardo Zamora de la capital murciana.

En enero, una niña, Lucía, se ahorcaba en su casa de Aljucer. Sufría bullying. En la Consejería de Educación insisten en que se implican en el asunto. «Conscientes de la importancia que este hecho puede tener en la comunidad educativa de la Región, haremos hincapié en cuanto a la información relativa a estos comportamientos, reforzando así la información tanto a docentes, centros educativos, padres y madres y comunidad educativa en general», dejaron claro en el departamento.