«Tengo una hija a la que ya no puedo ver. Estoy derruido, derrumbado». Así se expresaba ayer Cayetano Ros, padre de la joven que el domingo era asesinada a cuchilladas en el centro para personas autistas de Molina de Segura. Beatriz Ros tenía 31 años y un hijo de sólo 5. La iglesia de la Asunción, en su pueblo, se quedaba ayer pequeña para despedir a la joven, a la que mató un compañero de trabajo con el que ella no quería seguir teniendo una relación sentimental. Él luego se suicidó ahorcándose.

Cayetano Ros, que fue concejal del Partido Popular, dijo sobre la violencia machista que «yo, cuando veo a esas personas haciendo círculos con velas porque ha muerto alguien, pienso que eso es ridículo, absurdo».

En este sentido, destacó que «el que va a matar, porque se le han cruzado los cables, no va a acordarse de que hay gente poniendo velas alrededor de un círculo».

Ros comparó a los asesinos de mujeres con «los yihadistas o los terroristas de ETA». «El que está ciego y va a matar, no piensa en las velas que han puesto», incidió.

A su juicio, «se tendría que hacer otra cosa, como buscar una educación y una formación no partidaria, no sectaria», con el fin de formar a las personas. «Así se evitaría que naciera el machismo, que naciera el asesino», resaltó.

«Iba detrás de ella y, por lo visto, se obsesionó. Ella no quiso continuar», explicó sobre la relación que mantenía Beatriz con José Jara. «Yo en ocasiones le había aconsejado que estudiara lucha personal o de defensa, porque los niños son agresivos e inesperados. Ella había empezado a estudiar, pero no ha llegado a tiempo para defenderse de ese hombre», manifestó Ros.

El exedil también habló de su nieto, hijo de la víctima, en el que se apoyará. «Mi nieto tiene ´abuelitis´ y es lo que más me va a hacer soportar este dolor», contó.

Multitudinarias exequias

«El señor arrancará a Beatriz de la muerte», manifestó el cura de la Iglesia de la Asunción durante las exequias de la joven. En la puerta del templo, llanto e incredulidad entre la multitud.

El sacerdote quiso mandar un mensaje de «esperanza». Dijo que no iba a juzgar a nadie, ya que «solo Dios conoce el fondo de las personas y sabe lo que se encierra en el corazón humano».

«Parece que la vida ya no tiene sentido y que todo se acaba», admitió el cura. Por ello, animó a los presentes a «hacer memoria de los momentos en la historia en los que Dios ha mostrado que su amor ha sido más fuerte que las dificultades».

A las exequias asistieron el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, y su antecesor en el cargo, Pedro Antonio Sánchez, además de políticos del Ayuntamiento de Molina.

Por su parte, el director general de Astrade (lugar donde se cometió el crimen), José Manuel Santos, explicó que el centro no abrió ayer por la mañana, pero retomaría su actividad habitual por la noche.

Y es que los usuarios «no tienen culpa y necesitan donde vivir», explicó Santos. «No nos queda más remedio que seguir, esto no es algo que se pueda cerrar», dijo.

La Policía Nacional continuaba ayer con la investigación del caso. Lo hacía tomando declaración a allegados tanto de Beatriz como de José Jara, aunque la hipótesis parece tristemente clara: ella no quiso seguir con él y él optó por matarla. Lo habría hecho con un cuchillo, que la Policía halló en el lugar del crimen. No había denuncias previas por episodios de maltrato entre ambos. La Policía, con la toma de declaraciones, trata de esclarecer si en algún momento Jara (al que en su pueblo tachan de "buena persona") comentó a alguien sus intenciones, ya que, apuntaron fuentes cercanas, el hombre se habría mostrado contrariado ante la negativa de Beatriz de dejar la relación.