Ofrecía un aspecto «bonachón» cuando llevaba sus gafas de alta graduación y gran tamaño y cuando se las quitaba para perpetrar los atracos a bancos cambiaba de forma radical, como le ocurre en la película a Clark Kent y al superhéroe Superman. El cambio era tan brutal que ni siquiera ocultaba su rostro en los asaltos. De este modo ha llevado una doble vida el dueño de una frutería de Hondón de los frailes hasta que la Guardia Civil le detuvo hace dos semanas tras cometer presuntamente el último de los siete atracos a bancos de Alicante y Murcia que le imputan, un robo en La Murada donde se apoderó de cerca de 80.000 euros. Los robos han sido cometidos durante un periodo de casi cuatro años y el botín obtenido supera los 350.000 euros.

El presunto atracador, un español de 58 años que fue detenido junto con su compañera sentimental, de 48 años y también española, lo lleva en los genes pues su padre también se dedicó al mismo oficio ilegal. El detenido, que ha ingresado en prisión mientras que su pareja está en libertad provisional, también ha pasado largas temporadas en prisión por hechos similares y esta experiencia le ha servido para perpetrar los asaltos con total calma y paciencia.

En el momento de ser arrestado en Hondón por la Guardia Civil, el arrestado llevaba encima unos 50.000 euros en efectivo que le fueron intervenidos. Fue interceptado en la vía pública y pese a ser identificado como el sospechoso del atraco en La Murada, los agentes aún dudaron por unos instantes, dudas que se disiparon cuando se quitó su gafas.

Registro en su casa de Elche

Tras su arresto fue trasladado a la casa de campo de Elche donde vive y allí la Guardia Civil realizó un registro e intervino dos revólveres, uno de ellos un Smith and Wesson 357 Magnum -similar al Magnum 44 usado por Clint Eastwood en la película 'Harry el sucio'-, tres cajas de munición, capuchas y otros efectos que usaba en los asaltos a las oficinas bancarias.

Los siete atracos que se imputan al detenido son dos en la Región de Murcia -en El Siscar y El Raal- y cinco en la de Alicante: Granja de Rocamora, Monforte del Cid, Raiguero de Bonanza, Sax y La Murada.

Durante casi cuatro años el atracador ha burlado a las Fuerzas de Seguridad pese a actuar a cara descubierta. Los atracos eran estudiados minuciosamente. Prueba de ello es que antes del último asalto en La Murada el sospechoso visitó la zona durante varias semanas, según los datos recabados por la Guardia Civil. Estudiaba vías de escape, tiempos de reacción de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, horarios de reparto de furgones blindados, medidas de seguridad o costumbres de los empleados.

Elegía sucursales de poblaciones pequeñas y el día del robo accedía a la oficina totalmente calmado y armado de paciencia. Con el revólver en mano u oculto en su ropa pero a la vista de los empleados entraba y exigía a los trabajadores la apertura de la caja de seguridad. Esperaba tranquilamente a que pasara el tiempo de apertura retardada y a continuación se colocaba unos guantes para no dejar rastro y se apoderaba del dinero de las cajas de seguridad.

Una vez terminaba los atracos, en los que ha reconocido que no veía muy bien, se volvía a poner las gafas de vista, se rasuraba el pelo y recuperaba así el aspecto de bonachón por el que era conocido en su entorno. En tres de los atracos los empleados fueron maniatados con bridas para asegurar mejor la huida del lugar.

Esta actividad ilícita la compaginaba con una frutería en la que trabajaba de cara al público sin que nadie sospechara nada.

La Guardia Civil también detuvo a su compañera sentimental, quien asegura que no sabía nada, aunque los investigadores creen que le ayudaba a estudiar las sucursales que planeaba atracar.