Una imagen simple, con pocos elementos, pero perceptibles, fondo liso y en blanco y negro. Es una idea que discurre entre el arte fotográfico y la filosofía que quiere representar de qué manera se pueden llegar a enganchar las redes sociales a nuestras vidas. «Vivimos en la sociedad de la apariencia, hemos dejado de sentir las experiencias en primera persona, hemos dejado de medir el tiempo que dedicamos a construir una faceta de nosotros que podamos mostrar, que sea perfecta y que no tenga fisuras». Ángel Navarro, estudiante de 1º de Bachiller del IES Ramón y Cajal de Murcia, enamorado de la fotografía y primerizo en la filosofía, resultó ganador esta semana en la modalidad de Fotografía filosófica de la IV Olimpiada Filosófica de España celebrada en Murcia. Su obra, la fotografía de una mano sujetando un móvil del que salen raíces que se van enredando en la muñeca, y en la pantalla un contador de ´Me gustas´ esperando su primera interacción, se ha impuesto en una de las categorías de las Olimpiadas nacionales que tenían por temática las ´Nuevas Tecnologías y la Identidad Humana´.

«Mi obra pretende ser una reivindicación del ´ser´ como individuo, frente al auge de la apariencia que se muestra en las redes sociales. Nuestra vida gira en torno a la popularidad en dichas redes, es por ello, que pasamos la mayor parte de nuestra vida intentando aparentar una vida perfecta para que nuestra imagen sea la más popular, convirtiéndonos así en personas artificiales que dejan a un lado la vivencia del momento por la apariencia de la imagen», defiende Ángel en su discurso sobre el uso que le damos a las redes sociales y cómo intercenden en nuestras vidas.

Avisa de que estamos todo el tiempo intentando captar la imagen perfecta, dejando a un lado la experiencia personal con el fin de obtener el mayor número de ´likes´, que miden lo que valemos como personas; esperando la opinión de los demás para determinar nuestros objetivos y nuestras aspiraciones individuales, que han dejado de basarse en nuestra esencia para centrarse en la apariencia. «Pero al final acabamos aceptando este nuevo estado como...¿Una nueva naturalera?», se pregunta Ángel.

Composición visual

Este estudiante de la rama de Artes de Bachiller, cuyos referentes en fotografía son Chema Madoz y el blanco y negro de Ansel Adams, no se veía envuelto en temas filosóficos. «En realidad este es el primer año que doy filosofía y nunca pensé que llegaría tan lejos. Me parece una asignatura muy interesante, nos da capacidad para reflexionar. No me parece bien que eliminen asignaturas importantes en la EBAU como ésta, la filosofía nos regala reflexión, nos ayuda a comprender asuntos que nos encontramos en el día a día», comenta el nuevo fotógrafo.

Buscar horas de máxima audiencia para subir una foto y conseguir los máximos ´Likes´, fotografiar una y otra vez la escena hasta considerar que está perfecta, colocar los hashtags adecuados. «Todo ese proceso de publicación te lleva a perder horas agarrado al movil», de ahí la idea de las raíces saliendo del dispositivo.

«Mi idea era plasmar, desde mi punto de vista, la relación actual que todos tenemos con las nuevas tecnologías y pensé que la mejor manera de representarlo era con uno de los dispositivos más utilizados diariamente. Para ello se me ocurrió utilizar una metáfora visual incluyendo un elemento fuera de su entorno natural».

El autor pretende también representar una naturaleza artificial, ya que la tecnología ha pasado de ser una herramienta al servicio del ser humano para convertirse en un elemento constitutivo de lo humano, «todo lo que somos o hacemos está condicionado a ella, por eso quise simbolizar las raíces como medio de prolongación de nuestra mano con lo artificial».