Una encuesta nacional daba otros datos sobre el ciberbullying, indicando que se había incrementado frente al maltrato ‘presencial’ en la Región. Pero no es eso lo que sale de su estudio.

Nosotros estamos estudiando cómo se percibe el maltrato escolar y si se sienten los menores maltratados. Y, efectivamente, no son las nuevas tecnologías las que sobresalen. Lo cierto es que el ciberbullying está ahí y en escalada creciente, pero también es el mejor que te pueden hacer porque deja rastro y contra él te puedes defender. Del insulto y la mofa, por ejemplo, no.

Aparecen más chicos que chicas acosadores.

Comparando estos resultados con trabajos más antiguos comprobamos que la violencia ejercida por chicos o chicas cada vez se acerca más. Eso puede tener que ver con el hecho de que los modelos sociales hayan cambiado y no es difícil encontrar roles de heroínas, de mujeres más fuertes para defender sus ideales. Pero, en general, los resultados indican que no tenemos un grave problema de violencia escolar.

¿Dónde hay que poner el acento para que cada vez haya menos casos?

En la mejora de la convivencia en los centros. Por ejemplo, en el estudio aparece como una forma muy frecuente el empujón como forma de maltrato. Eso significa que se ha normalizado este tipo de interactuación y eso se debe corregir. El objetivo de este estudio es, a partir de los resultados, poder prevenir este tipo de actuaciones para que no haya acoso. Está demostrado que la inversión en convivencia mejora factores como el absentismo escolar y el rendimiento

¿Qué papel deben desempeñar los centros?

Uno muy importante. El problema es que estamos en un contexto donde lo más relevante son los estándares de aprendizaje y toda la burocracia que conlleva. Y parecen no darse cuenta de que mejorar la convivencia puede redundar en la mejora de la salud de los docentes, al eliminar la carga de falta de respeto en las aulas, por ejemplo.

¿Se puede decir que cuando se produce un suicidio por acoso se produce un antes y un después en el tratamiento de estos casos?

Casi todas las Comunidades Autónomas funcionan a golpe de suicidio de niño y espero que la violencia escolar se vea ya como algo parecido a la violencia de género y no pase desapercibida. Estos casos dramáticos han visibilizado el problema, que ‘no es cosas de niños’. Esta es una frase a eliminar, como las que los padres suelen decir de ‘tú, ni caso’ o ‘tú, si te pegan, pega’. En este último caso provoca que de víctima pase a agresor como una manera de relacionarse socialmente. Aunque cada vez más la sociedad en general se está sensibilizando hacia este problema, todavía nos queda mucho por recorrer en cuanto a la intervención en los casos que se producen. Hay que ser más rápido en las actuaciones, sin caer en la victimización.

¿Qué línea de actuación propone?

Poner el foco en lo positivo, porque es muy fácil visibilizar lo negativo, a los matones. Centrarnos en la parte de la sociedad que dice ‘no, esto no me vale’ como forma de relacionarnos. Y el programa ‘Cuenta conmigo’ va por ahí, incidir en los observadores del maltrato, que son la gran mayoría. Hay un campo de trabajo importantísimo, pues por el mero hecho de mirar, sonreír o aplaudir una actitud, la están premiando. De la misma manera que si dicen ‘n0’ las desactivan, hay que cambiar el término ‘chivato’ por el de ‘valiente’. No se puede ser neutral contra la violencia escolar.