El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha tendido este lunes la mano al nuevo presidente de Murcia, Fernando López Miras, para "discutir como comunidades autónomas aquello que es muy difícil arreglar en Madrid", si bien ha asegurado que su gobierno "no permitirá que se blinde la miseria del Tajo".

Así se ha pronunciado el presidente castellano-manchego, a preguntas de los periodistas en Toledo, sobre la petición que el nuevo presidente murciano hizo durante su toma de posesión de que se "blinde" el trasvase Tajo-Segura.

A juicio de García-Page, estas declaraciones "dejan al descubierto que sigue sin existir la famosa paz del agua que nos vendieron hace unos años, y lo que seguimos teniendo es la misma miseria, que algunos quieren blindar".

Y, en este punto, ha remarcado que, "bajo ningún concepto, Castilla-La Mancha va a permitir que se sustente un nuevo Pacto sobre el agua en la miseria de toda la España seca", al tiempo que ha recordado que el Tajo "clama y lleva muchos años muriéndose".

En cuanto a la negativa del Gobierno de Rajoy de conceder un decreto de sequía para la cuenca alta del Guadiana, García-Page ha insistido en que se va reclamar por vía parlamentaria "y con urgencia" que los decretos de ayuda a la sequía que tienen otras cuencas como la del Segura y el Júcar "sean también una realidad" en Castilla-La Mancha.

Preguntado sobre si se planteará un nuevo trasvase a pesar de la crítica situación de los embalses de cabecera del Tajo, García-Page ha augurado que volverá a pedirse, porque ha dicho que "el Gobierno de España está dando el agua no de hoy, sino el que creen que puede haber en dos años o tres", lo que ha calificado de "desvergüenza".

En este contexto, ha insistido en la necesidad de que en el Levante hagan "un aprovechamiento óptimo" de las desaladoras que, según ha recordado, "nos costaron 550 millones de euros a todos los españoles, porque tal y como están las cosas, no va a haber agua "ni para unos ni para otros".