Es usted la primera mujer piloto de la patrulla Águila, ¿le queda otro reto por cumplir?

No puedo aspirar a nada más ahora mismo porque esto es lo que siempre había soñado desde que era pequeña. Tengo a la Patrulla Águila en un pedestal y sólo el hecho de formar parte de ella es lo mejor que me podía pasar. El reto es que la siguiente exhibición salga un poco mejor que esta, y la siguiente todavía un poquito mejor, hasta que podamos alcanzar la perfección.

Como recién llegada, ¿cuál es su papel dentro de la patrulla y qué método de entrenamiento sigue para poder coordinarse tan bien con sus compañeros?

La verdad es que todavía estoy en fase de instrucción, ya que se necesitan al menos 20 vuelos en solitario para poder pilotar bien, a los que hay que sumar los diez primeros que se llevan a cabo con doble mando, esto es, que un instructor vuela contigo y te va guiando en todo momento. En cuanto a mi rol, soy el punto 2 que se situa a la derecha del líder y mi función es ser lo más fina y estable posible en todo momento para facilitar el vuelo de los pilotos que vienen detrás mía amortiguando cualquier posible desvío.

Es una pionera, no sólo por ser la primera mujer en ingresar en la Patrulla Águila, sino que también fue la primera en convertirse en piloto de caza. Para usted, ¿no existe 'el techo de cristal'?

Efectivamente, el techo sólo existe en la cabeza de cada uno. Aunque no me considero una pionera en absoluto, sólo uno más del resto. Para nosotros es un orgullo representar a España porque somos la imagen de este país dentro y fuera de él.

Además es madre de tres niños, ¿cómo compagina su trabajo con la vida familiar?

Hay que hacer sacrificios, pero como cualquier otra madre del mundo. Prácticamente haces encaje de bolillos para cuadrar con los horarios, pero se puede, y animo a cualquier mujer que quiera unirse al Ejército a que lo haga porque no es un impedimento.