El corredor ferroviario que discurrirá por el Eje Mediterráneo entre Algeciras y la frontera francesa atravesando la Región ahorrará seis céntimos por cada kilo de frutas y verduras que salen a Europa desde Murcia, Almería y Alicante, según los datos que recoge la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) en su página web. El transporte por ferrocarril que los empresarios de las cuatro comunidades autónomas del Arco Mediterráneo reclamarán mañana en Murcia ahorraría además tres céntimos por cada mil kilómetros recorridos.

El objetivo de las organizaciones convocantes, la Asociación Murciana de la Empresa Familiar (Amefmur) y la Asociación Valenciana de Empresarios, es convencer al Gobierno de la necesidad de acelerar las obras en las comunidades ribereñas, que suman el 50% de la población española y el 45% del PIB. Los empresarios que este martes acudirán a la cumbre quieren hacer valer la capacidad para generar puestos de trabajo que tienen las empresas de las cuatro autonomías por las que debe pasar el corredor, dado que representan el 46% del empleo nacional, de igual forma que hicieron en Tarragona y en La Encina en febrero y diciembre pasados, respectivamente.

Además, son comunidades netamente exportadoras, que aportan más de la mitad de las ventas al exterior de toda España. La construcción del Eje paralelo a la costa permitirá conectar con una red de transporte transeuropea de 3.500 kilómetros de longitud que vertebra Europa de norte a sur. Además, facilitará la conexión de los puertos mediterráneos, que se han convertido en la puerta de entrada de gran parte de las mercancías que llegan al continente procedentes de Asia, al tiempo que exploran nuevas fórmulas de transporte intermodal que permitan sacar los camiones de la carretera para realizar por mar parte del trayecto hasta Europa central. Los puertos mediterráneos acaparan ya el 63% del tráfico de mercancías nacional.

Cartagena registra igualmente un elevado crecimiento en la llegada de cruceros. Durante el año 2017 está previsto que bajen a puerto unos 230.000 cruceristas.

Según los datos recogidos por AVE, la plataforma ferroviaria para el tráfico de mercancías con ancho internacional permitiría un ahorro de seis céntimos por cada kilo de frutas y verduras que atraviesa la frontera francesa. El transporte por ferrocarril ahorraría además tres céntimos por cada kilómetro recorrido.

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Estas cifras resultan especialmente significativas teniendo en cuenta que la mayor parte de las ventas al exterior de las comunidades mediterráneas van a Europa. En el caso de la Región, entre Francia, Alemania y Reino Unido acaparan casi tres cuartas partes de los productos que exportan las empresas murcianas.

En 2016 salieron de la Región 3.014.514,06 toneladas de frutas y verduras, según los datos ofrecidos por la Cámara de Comercio de Murcia. El valor económico de las exportaciones superó los 9.000 millones de euros, con un leve retroceso debido al impacto que la caída que las ventas de productos energéticos tiene en el cómputo total.

Las exportaciones de la provincia de Alicante rozan los 5.080 millones, mientras que Almería vende al exterior productos por valor de casi 3.400 millones.

La producción agraria de estas tres provincias llenaría entre siete y 16 trenes diarios y requeriría unos 5.000 al año. Sin embargo, en este momento las exportaciones que salen por ferrocarril suponen tan solo el 0,07% de las ventas al exterior.

La presencia de empresas como la industria del plástico de Sabic, con sede en la pedanía cartagenera de La Aljorra, la producción de maquinaria o de muebles requiere unas comunicaciones cada vez más ágiles, que confieren mayor importancia a la logística y al abaratamiento de costes.

Alicante, además de dar salida a su producción agraria, posee sectores muy consolidados, como el calzado o el juguete. Almería, que comparte con Murcia y Alicante un sector agroalimentario puntero, cuenta además con potente sector dedicado a la piedra natural.

El presidente del Gobierno regional, Pedro Antonio Sánchez, que el pasado 3 de marzo promovió la constitución del llamado Foro Región de Murcia Corredor Mediterráneo, integrado por representantes institucionales, empresariales, so

ciales, profesionales, académicos y colegios profesionales, recordó que Murcia aporta valor «al 20% de los productos hortofrutícolas que recibe Europa de España». La pretensión de este foro es «abordar también la planificación de las obras del Corredor en diferentes ciudades, como Murcia, Cartagena, Alcantarilla y Lorca, así como su conexión con las provincias limítrofes de Alicante y Almería, además de los planteamientos estratégicos del transporte de mercancías y de viajeros», destacaba el presidente murciano, ante el desfase de las infraestructuras ferroviarias que arrastra la Región.

Pese a las adhesiones que el Corredor Mediterráneo ha venido consiguiendo desde hace más de una década y al apoyo que ha encontrado en Europa, las inversiones del Estado se han orientado preferentemente hacia el Eje que atraviesa la península, atendiendo a las demandas de las comunidades del interior por las que atraviesa el corredor central de Algeciras a Zaragoza por Sevilla y Madrid.

Las autonomías atravesadas por el Corredor Mediterráneo se sitúan en el puesto número siete por Producto Interior Bruto en Europa, según AVE. Es en el contexto europeo donde la importancia de contar con este conjunto de infraestructuras adquiere su verdadera dimensión. Por eso en 2011 la Comisión Europea incluyó el Corredor Mediterráneo como una pieza clave dentro de la Red Transeuropea del Transporte TEN-T. «Las regiones situadas a lo largo del Corredor Mediterráneo representan un importante espacio socioeconómico dentro de la Unión Europea», asegura el coordinador europeo Laurens Jan Brinkhorst. «Con el 18% de la población de la UE, las regiones del corredor generaron el 17% del PIB de la UE en 2014», subraya el coordinador en su segundo 'Plan de Trabajo' presentado el pasado diciembre en Bruselas. Si se suma al Corredor Mediterráneo oficialmente definido por la UE, la conexión con el centro de Europa y Escandinavia, su influencia alcanza al 54% de los habitantes de las regiones en las que se genera el 66% del PIB europeo.