­¿Cuándo y por qué comenzó a trabajar en el mundo del tatuaje?

Empecé hace unos 20 años más o menos; con 18 años, me hicieron mi primer tatuaje y me gustó mucho la experiencia ya que yo soy de Uruguay y en ese país y esa época no era tan fácil encontrar un tatuador disponible. Al tiempo, un amigo de la escuela de arte que estuvo viviendo una temporada en Brasil, volvió con el cuerpo lleno de tatuajes y habiendo aprendido a tatuar. Esto despertó aún más mi interés en el mundo del tatuaje. Así, este gran amigo me regaló algunos materiales a partir de los cuales me construí mi primera máquina de tatuar,y así, poco a poco, comencé en este mundillo. Más tarde conocí a un tatuador más experimentado con el que reforcé mi técnica, aprendí a soldar agujas, sombrear, llevar a cabo una correcta aplicación del color? Posteriormente, abrimos un estudio en Uruguay, y a los pocos años, ávido de conocer mundo y desarrollarme en el tatuaje, me trasladé a España y así nació Todo o Nada Murcia y Mazarrón.

¿Cómo puede alguien con habilidad para dibujar empezar a desarrollarse en el oficio?

Lo más fácil es comenzar tatuando sobre piel sintética y así, poco a poco, empezar a aprender. Pero realmente el talento, la práctica y la perseverancia son la clave de todo.

A nivel general, ¿se decantó por algún estilo determinado a la hora de diseñar y desarrollar sus propios tatuajes? ¿Qué cree que le diferencia del resto de tatuadores murcianos?

Hay tres estilos en concreto que me gustan por encima de los demás: el japonés, el tradicional americano y el realismo; todos ellos muy diferentes. Aún así, siempre me gusta ´exprimirme el cerebro´ para sacarle el mayor jugo posible a cada tatuaje. Lo realmente importante de una obra es que se reconozca al autor que ha trabajado en ella, y para ello en mis estudios cuento con profesionales de estilos múltiples: Roca, en primer lugar, realiza ´Blackwork´; Goliat hace ´New school-cartoon´; Ana desarrolla ´Hand Poket´ y Nico hace una mezcla de Tatuaje Japonés y Neotradicional. En el estudio de Mazarrón también cuento con mi socio Pi, que se define por el estilo Realista a color, y con David, nuestro nuevo aprendiz.

Se trata de una profesión que, como cualquier otra, conlleva trabajo y esfuerzo, pero ¿considera que se encuentra desprestigiada a ojos de la sociedad?

El oficio del tatuaje aún no se considera tan respetable como otros, lo que es una pena. Afortunadamente, ya no está tan mal visto ser tatuador o llevar tatuajes como hace veinte años. La única manera de combatir estos prejuicios es hacer el tatuaje más presente en la vía pública así que ¡seguiremos dando caña!

Con el paso de los años la visión del tatuaje ha evolucionado. Cada vez son más las personas que desean tatuar su cuerpo. ¿Cree, sin embargo, que aún debería evolucionar más?

Aún queda camino por recorrer pero, en mi opinión, sólo es necesario el paso de una generación más para que el tatuaje se normalice como forma de vida. En el resto de Europa está bastante más aceptada, aquí... ya se sabe, nos falta esa generación perdida en tiempos oscuros.

¿De qué forma afecta la práctica ilegal de esta profesión en general y al mundo del tatuaje?

No creo que ´combatir´ el intrusismo sea competencia de los tatuadores, sino más bien de Sanidad o Hacienda. Nosotros lo único que podemos hacer es ofrecer un servicio a nuestros clientes de excelente calidad; el tatuaje es un mundo aún en desarrollo y su clientela y profesionales, por lo tanto, también.