El gato se acomoda lentamente en el sofá mientras suena el teléfono de Sofía. Son las nueve de la mañana y es el quinto cliente que llama.

Con una voz sensual y educada responde. «Verás, somos tres chicas y hacemos masajes eróticos tailandeses. La masajista va llenando tu cuerpo de aceite y lo va friccionando con los pechos, glúteos y manos. La chica te invita a interactuar, puedes tocar senos y glúteos, pero no se toca la zona genital. El masaje termina en 18 diferentes posiciones de masturbación. Trabajamos para mantenerte excitado durante todo el tiempo que has pagado. Media hora 60 euros y una hora 100 euros». Termina la llamada indicando al cliente dónde tienen el local -en una calle de Murcia- y le apunta la cita.

«¿Qué haces cuando te llaman preguntando si ofreces servicios sexuales?» «Cuelgo directamente, eso ya lo dejé hace tiempo».

El año pasado, 11 mujeres abandonaron la prostitución en la Región y 51 encontraron trabajo, según los datos registrados por la Asociación CATS (Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo). Unos datos mínimos si los comparamos con los 1.562 trabajadores sexuales atendidos por esta organización en 2016, de los cuales 1.485 eran mujeres, 45 transexuales y 32 hombres, más 139 familiares y parejas.

«Los motivos que me hicieron dejarlo fueron el rechazo de mi familia y mi círculo social. Consigues mucho dinero, pero te enfrentas a preguntas que no puedes responder si no quieres desvelar cómo lo ganas, y eso le pesa a muchas que lo acaban dejando. Si a mi hija le doy a elegir entre 1.000 euros o tiempo con su madre, ¿qué crees que elegirá?»

Sofía es masajista erótica desde hace un año, nunca ha trabajado en la calle, no conoce la prostitución desde esa vertiente, pero sí ha sido 'scort' o 'de lujo', trabajando en chalets 24 horas donde sólo le dejaban sillas para que no se durmiera, en fiestas privadas o acompañante ocasional de algún rico empresario. Ha vivido entre hombres «aburguesados y adinerados» que la han amado y la han rechazado en un instante, personas que se sumían en un catálogo de drogas que guardaban en sus cajas fuertes y bolsas llenas de fajos de billetes en mansiones fortificadas. Ha trabajado en habitaciones y pasillos oscuros, donde no ha tenido nombre ni identidad, ha sido privada de luz.

«En el momento del ´boom´ inmobiliario y el ´vivir por encima de las posibilidades´, nosotras también hemos tenido nuestra burbuja», comenta Sofía. «Cuantos más problemas económicos haya, más prostitución habrá. Es el único trabajo donde puedes ganar un buen sueldo sin tener formación ni estudios. Cuando ya no tienes nada y estás arruinada, una mujer pone su cuerpo, lo único que le queda».

Nacho Cano, coordinador de CATS, confirma esta tesis: «La posibilidad de encontrar alternativas laborales se quedan en trabajos de limpieza, almacén o secretaría. En esta sociedad de mercado en la que estamos, pasar de ganar una cantidad de dinero con la prostitución a la mitad en otro trabajo no les llama la atención». Aunque la oferta en la prostitución se ha mantenido estable en los últimos tres años, el perfil del cliente ha comenzado a cambiar. «Los hombres buscan chicas jóvenes y españolas», comenta Sofía. Nueve de cada diez prostitutas en Murcia son extranjeras, la mayoría de Rumania.

El ´sindicato´ de la prostitución

CATS, que trabaja tanto en la Región como en Almería y zonas periféricas de Alicante y Albacete, contactó en 2016 con 230 trabajadores del sexo situados en pisos, 320 en calles, 934 en clubes y 120 autónomos -contactan con los clientes por teléfono y se van a sus casas o a pensiones-. Esta asociación lleva buscando desde hace años el reconocimiento de la profesión de estos trabajadores, para que puedan darse de alta en la Seguridad Social, ser autónomos o poder denunciar casos de abusos laborales. «No queremos regularizar la actividad porque creemos que beneficiaría a los empresarios de los clubes de alterne, dado que buscan la ilegalización de la prostitución de calles y pisos para legalizar exclusivamente la de los puticlubs», comenta Cano. El año pasado contactaron con prostitutas de 27 locales de alterne en la Región, tres más que en 2015. Un total de 40 si contamos todos los que se sitúan en la zona de actuación de CATS. En 2016 se recurrieron desde la asociación 60 sanciones a 16 prostitutas en la ciudad de Murcia, dada la ordenanza municipal de 2013 que contempla sanciones tanto para trabajadoras del sexo que ejerzan en la vía pública como para sus clientes.