Ser presidente en esta nuestra Región de Murcia conlleva sus riesgos. Al menos si se revisa la historia de las personas que han ocupado el sillón presidencial del Palacio de San Esteban de Murcia, sede del Gobierno autonómico. De los cuatro presidentes regionales elegidos en las urnas (sin contar a María Antonia Martínez y Alberto Garre, que presidieron el Ejecutivo, pero sin someterse a elecciones), dos tuvieron que dimitir antes de finalizar sus respectivos mandatos (los socialistas Andrés Hernández Ros y Carlos Collado), mientras que otro, Pedro Antonio Sánchez, se encuentra al borde del precipicio por su situación judicial. Ramón Luis Valcárcel sí agotó cuatro mandatos, pero también presentó su dimisión, aunque por motivos muy diferentes: necesitaba abandonar el cargo para estar en condiciones de ser elegido diputado del Parlamento Europeo en las elecciones de 2014. «En Murcia nos cansamos pronto de los que mandan», dice Carlos Collado.

Hernández Ros, fallecido en junio de 2016, tenía el control absoluto de su partido, el PSOE, y podía gobernar con tranquilidad tras obtener mayoría absoluta en las elecciones de 1983, las primeras autonómicas. Pero no llegó a cumplir ni un año. El supuesto intento de soborno a dos periodistas provocó su caída. El caso, sin embargo, no tuvo consecuencias judiciales. El Juzgado de Instrucción Número Uno de Murcia no apreció infracción penal, aunque sí definió los hechos como «un turbio asunto repudiable y censurable desde el plano social y ético».

Le sustituyó Carlos Collado, que se impondría, también con mayoría absoluta, en las elecciones de 1987 y 1991. Fue en 1993 cuando estalló el caso Casa Grande (acusaban a la Comunidad de vender unos terrenos muy por debajo del precio del que habían sido tasados), que derivó en una crisis política aprovechada por los enemigos internos del presidente dentro del PSOE para iniciar una operación de acoso y derribo contra el jefe del Ejecutivo. «´Juma´ [Cañizares, secretario general del PSRM en esos años] se propuso liquidarme y lo consiguió. No podía seguir gobernando en esas circunstancias. Los perjudicados eran los ciudadanos de la Región», explica Collado, quien recuerda que no fue nunca imputado por este asunto, pese a que se investigó en el Tribunal de Cuentas y en los juzgados de la capital. El expresidente desvincula lo que le ocurrió a él con la situación de Pedro Antonio Sánchez. «Las diferencias son que él sí cuenta con el apoyo sin fisuras de su partido, que incluso cambia a los fiscales, y que, en su caso, los jueces sí ven indicios de delito en su actuación», indica el expolítico, que admite los riesgos que conlleva ser presidente, «pues a veces para llevar a cabo políticas en beneficio de los ciudadanos tienes que bordear la legalidad».

A Ramón Luis Valcárcel, que ganó cinco elecciones autonómicas con mayoría absoluta (sacando cada vez más diputados), los problemas le vinieron tras abandonar el Palacio de San Esteban. Un juez del TSJ dictó un demoledor auto acusándole de ser el cabecilla de la trama de Novo Carthago. Sin embargo, el asunto, en lo que respecta al expresidente, ha quedado en el limbo, tras pasar del TSJ a los tribunales ordinarios y jubilarse el magistrado que pedía su imputación.

Pedro Antonio Sánchez llegó a las elecciones de mayo de 2015 con una querella de la Fiscalía dirigida contra él por su gestión como alcalde de Puerto Lumbreras, por lo que era de esperar que, tarde o temprano, tendría que dar explicaciones ante la Justicia. Su problema es que, al ganar sin mayoría absoluta, fue investido gracias a un acuerdo con Ciudadanos, que le obligaba a dimitir con el simple hecho de ser citado a declarar. Ahora ya está investigado y sus socios de gobierno exigen su renuncia inmediata. Él parece dispuesto a resistir, pero la presión es cada vez más fuerte, sobre todo porque también le amenaza el caso Púnica.

Andrés Hernández Ros

Andrés Hernández Ros fue elegido presidente de la Región de Murcia en las primeras elecciones autonómicas, las de 1983, pero su mandato no duró ni un año. En 1984 presentó su dimisión al estallar el escándalo del presunto soborno a dos periodistas de la Región. El caso no llegó a tener consecuencias judiciales. Un juzgado no apreció responsabilidad penal.

Carlos Collado

Llegó a la presidencia en 1984, sustituyendo a Andrés Hernández Ros, y ganó dos elecciones regionales, en 1987 y 1991. Dimitió en 1993 por el caso Casa Grande. Fue su partido, el PSOE, el que provocó su renuncia. Nunca llegó a ser imputado. Los juzgados y el Tribunal de Cuentas no apreciaron delito en la venta de los terrenos en los que se instaló General Electric.

Ramón Luis Valcárcel

Ganó cinco elecciones de forma consecutiva, cada vez con más escaños. Presentó su dimisión antes de finalizar el último mandato, pero no por ningún escándalo político, sino para presentarse a las elecciones al Parlamento Europeo. Los problemas le vinieron después, cuando un juez del TSJ lanzó un duro auto contra él por el caso Novo Carthago, un asunto que, por el momento, está en el limbo.

Pedro Antonio Sánchez

Venció en las elecciones de 2015, pero sin mayoría absoluta, por lo que tuvo que pactar con Ciudadanos. Estos le impusieron un acuerdo que le obligaba a dimitir si era investigado por la Justicia. Tenía pendiente una querella del fiscal por su gestión como alcalde de Puerto Lumbreras, por lo que se veía que, tarde o temprano, iba a tener que dar cuentas ante la Justicia. Ahora se encuentra entre la espada y la pared.