«El primer día que probé a hacer un masaje erótico, sentí que había nacido para ello». Sofía buscó en esta alternativa laboral dentro del sector del trabajo sexual una vía de escape. En el último año, se ha formado en ´Sex coaching´ con la intención de organizar en la Región charlas y terapias sexuales para parejas, y enseñar en talleres masajes tradicionales tailandeses con ´final feliz´.

«Tengo experiencia en saber qué cosas excitan más a los hombres, cómo jugar con las emociones usando leche o frutas que representen el semen o los senos, y eso es un valor añadido para enseñar masajes, es la fusión del perfil de un sexólogo y un fisioterapeuta». Sofía considera que esta profesión, que sí está reconocida laboralmente, cada día tiene más demanda, incluso por parte de prostitutas que quieren dejar el trabajo del sexo pagado pero ganar el mismo sueldo. «Los hombres se han cansado de comprar servicios sexuales y quieren probar experiencias nuevas, esto les excita mucho más», comenta la masajista. «Me gustaría enseñarles otra manera de trabajar con el cliente».

Convencida de poder transmitir un flujo de sensaciones positivas y agradables a través de los masajes a los hombres, apuesta en su local de Murcia por un contacto más emocional con ellos, alejado de la política de «exprimir a los clientes» que le aconsejaban desde los locales donde trabajaba o algunas de sus compañeras.

Sofía quiere que las nuevas masajistas salgan del taller siendo, también, nuevas empresarias, cuidando la marca personal, con un blog donde contar sus experiencias. «Quiero enseñar una política en la que no se pretenda que el cliente gaste en exceso, sino que nos visite más a menudo». Sofía se fija en cada lunar, es su forma de concentrarse con cada cliente. Su forma de trabajar ha atraído tanto la atención de determinada clientela que ha contratado a dos masajistas más. «Todas saben felar y tener sexo, lo realmente difícil es hacer disfrutar a un hombre de diferentes maneras».