Cuando el trabajo realizado por una empresa recoge cada día una cantidad ingente de elogios resulta inevitable pensar en todas las virtudes que atesora el equipo humano que la integra. Así sucede en el caso de Symborg, compañía que nació hace casi una década en el vivero de empresas del Centro Europeo de Empresas e Innovación de Murcia (CEEIM) y cuya labor en el campo de la innovación aplicada a la industria agroalimentaria le ha convertido en todo un ejemplo de la importancia de la investigación aplicada al sector empresarial.

Detrás de esta prestigiosa marca se encuentran dos nombres propios, Jesús Juárez -con experiencia profesional en empresas de productos para el mercado agrícola- y Félix Fernández -un reconocido investigador en el campo de la microbiología con una larga trayectoria en la investigación de cómo los microorganismos del suelo intervienen en las plantas-, que se propusieron encontrar en la naturaleza uno de esos microorganismos que, además de mejorar el estado general de las plantas, y ayudar a su crecimiento, pudiera inocularse a otros cultivos con facilidad. Lo encontraron, lo bautizaron como Glomus iranicum var tenuihypharum y empezaron años de investigación en el laboratorio hasta poder desarrollar los productos de Symborg, que se ha consolidado como una empresa de 40 empleados que comercializa sus productos en más de 30 países.

El descubrimiento

«Fue un duro trabajo de investigación, primero en el campo y después en el laboratorio. En una rambla salina de la provincia, los fundadores de Symborg encontraron una planta que parecía desafiar a la dureza del entorno creciendo con más vigor que las de su alrededor. La analizaron y descubrieron un hongo formador de micorrizas especialmente eficaz a la hora de ayudar a las plantas a tomar los nutrientes y el agua del suelo y con posibilidades de inocularse a otros cultivos. Tras investigarlo concienzudamente lo bautizaron como Glomus iranicum var tenuihypharum y comenzaron un largo proceso destinado a desarrollar productos capaces de inocularlo en distintos tipos de cultivos, comprobar su eficacia y estudiar las posibilidades para su comercialización», explica a esta Redacción Jesús Juárez.

Pese a la trascendencia de tal hallazgo, ése no fue el único movimiento ejecutado por esta compañía dedicada a la elaboración y comercialización de biofertilizantes exclusivos para el desarrollo de cultivos agrícolas y producción intensiva y sostenible, cuyos productos ayudan a las plantas a absorber mejor los nutrientes del suelo. «Los cultivos inoculados con nuestro hongo consiguen de forma natural aprovechar mejor los alimentos que toman del suelo. El hongo forma simbiosis con las raíces de las plantas y hace que éstas se desarrollen más. Nuestro hongo produce abundante micelio extramátrico, que es la parte vegetativa del hongo formador de micorrizas que se extiende fuera de la raíz. Es fundamental para la transferencia eficiente de nutrientes y agua del suelo a la planta. A simple vista se hace evidente que las raíces inoculadas con nuestro Glomus son más grandes y cuentan con más 'pelillos radicales', pudiendo así cumplir con más eficacia su función de transporte de nutrientes y de todos los elementos necesarios al resto de la planta. Las plantas mejor alimentadas producen más y mejores frutos, además de soportar mejor las condiciones de estrés producidas por el clima, el ataque de agentes externos, etc. Además, nuestro hongo tiene una resistencia muy elevada a las condiciones salinas, por lo que se adapta perfectamente con los protocolos de la agricultura intensiva», señala.

La comercialización

En su afán de conseguir que pudiera transferirse directamente a las raíces de los cultivos a través de cualquier mecanismo de riego, Symborg logró que todos sus bioestimulantes, antes de ser envasados, pasaran por un tamiz de 80 micras, garantizando su paso por los filtros de cualquier sistema de riego. «En Symborg siempre consideramos clave que nuestros productos pudieran inocular el hongo a través del riego, incluido el riego por goteo, imprescindible en la agricultura intensiva de hoy en día. El hongo Glomus iranicum var tenuihypharum produce partes infectivas que pasan por un tamiz de 80? garantizando una granulometría inferior a 100?, permitiendo su paso por los filtros de todos los sistemas de riego sin obstrucciones. Con años de trabajo hemos conseguido desarrollar distintos productos que inoculan el hongo también a los cultivos de secano mediante el tratamiento de semillas o granulado para aplicar en el momento de la siembra. Nuestros productos mantienen intacta la capacidad de inocular esas partículas infectivas que reproducen el hongo, soportando las duras condiciones de transporte y durabilidad que exige el mercado actual», afirma Júarez.

La eficacia del Glomus iranicum var tenuihypharum se ha demostrado en todo tipo de cultivos excepto en las brássicas, como los repollos, las coles o las lombardas, apreciándose en todos los casos mejoras de la producción y del estado fisiológico de las plantas. Pese a los espectaculares resultados conseguidos, en Symborg siguen investigando para conseguir, no solo nuevas especies de microorganismos con cualidades distintas a las del actual Glomus, sino también en el desarrollo de nuevas potencialidades que les permitan complementar las actuales cualidades de sus productos.

La empresa cuenta en la actualidad con un portfolio de cinco productos, todos ellos sobre la base de su gran descubrimiento: MycoGrowth, su principal bioestimulante; MycoUp Attack, que permite que la planta maximice su rendimiento y que el suelo encuentre su equilibrio biológico; Resid HC, un inoculante del hongo con una formulación desarrollada para recubrimiento de semillas; Resid MG, desarrollado como producto microgranulado para su aplicación con sistemas mecanizados de dosificación en el momento de la siembra; y VitaSoil, que revitaliza los suelos empobrecidos al aumentar la población y la actividad microbiana en la rizosfera de los cultivos.

Expansión internacional

Symborg también se caracteriza por una vocación internacional que se refleja en una red de distribuidores a través de la que vende sus productos a cerca de 30 países. «En el año 2016 hemos desarrollado nuestras cuatro filiales en Estados Unidos, Méjico, Turquía y China. Las filiales de Estados Unidos y Méjico se encuentran ya plenamente operativas y también la de Turquía. El año 2016 ha sido clave en todas ellas para dar a conocer los productos de Symborg, alcanzar acuerdos con partners locales y extender las ventas no solo a sus respectivos mercados nacionales, sino también a los de los países de su entorno», explica Jesús Juárez.