«Yo no quería niños. Yo quería una vida de gastar, de comprar ropa, de irme a restaurantes? Pero mi madre me advirtió: ´¡Te arrepentirás!´ A los 40 me replanteé el futuro a largo plazo y pensé que, efectivamente, con 50 años, me habría aburrido de todo eso. Tras terminar varios proyectos, con 40 años, decidí quedarme embarazada. Me costó seis años y nueve intentos entre inseminaciones y fecundaciones in vitro». María cuenta su historia convencida de que tomó la decisión acertada. Ahora es una orgullosa mamá de 49 años con dos pequeños, uno de tres años y otro de apenas unos meses.

Dice que si volviera atrás, no cambiaría nada de su decisión, ni siquiera modificaría los tiempos. «Eso sí, me hubiera gustado quedarme cuando lo decidí, a los 40 años y no seis años después, pero no me veo ni demasiado mayor para ser madre, ni cansada».

Su caso -trufado de problemas médicos que complicaron el proceso- no es muy diferente del que viven todos los días miles de mujeres en la Región de Murcia y en España. La sociedad está cambiando, la incorporación de la mujer al mercado laboral, la dificultad de los jóvenes para acceder a la vivienda o conseguir una estabilidad económica son factores ya conocidos de una nueva realidad: somos madres más tarde y la fecha se retrasa cada año que pasa.

El Instituto Nacional de Estadística da la pauta. En la Región, en 2015, una de cada tres mujeres que dieron a luz ya había cumplido los 40. A este dato se le suma otro: el que indica la brusca caída de la natalidad en esta comunidad. Si en 2008 nacieron más niños que en los últimos años, y la gráfica alcanzó su punto álgido, desde entonces sólo sabe bajar. Las murcianas tienen menos hijos y, cuando se deciden a tenerlos, no cuentan precisamente con 20 años. El avance de los tratamientos de fertilidad lo está haciendo posible: mujeres más cerca de la cincuentena que de los 40 años estrenándose en la maternidad a una edad en la que, en otra época, estarían teniendo su tercer o cuarto hijo de forma natural.

El límite para dejar en manos de la ciencia la llamada a la cigüeña está en el medio siglo. Aunque no lo recoja explícitamente la Ley de Reproducción Asistida de 2006, sí existe un consenso científico que marca los 50 años como la frontera que no se debe traspasar y, desde luego, nunca «después de los 55 años», según el artículo 56 del Código Deontológico Médico de 2011.

Este límite ha sido violado en España en más de una ocasión. Casos como el de la doctora gallega Lina Álvarez, de 62 años, que acaba de tener a su tercera hija con edad de ser abuela, ponen sobre la mesa el debate de si el avance de la ciencia empujará esa línea roja más allá de los 50. El caso de Álvarez tiene todavía un precedente más llamativo: Carmen Bousada tuvo gemelos con 67 años. Murió de cáncer antes de que sus hijos cumplieran los tres años.

El tabú que todavía permanece es hablar de la procedencia de los óvulos utilizados para el proceso de reproducción asistida. Si la mujer no ha pasado por un proceso de vitrificación de sus propios óvulos, en la mayoría de los casos, los embarazos que se consiguen en las clínicas con mujeres de más de 45 años (o incluso de menor edad) son «casi siempre» gracias a óvulos donados. De hecho, el 68 % de las fecundaciones in vitro que se hicieron en 2014 en toda España con donación de óvulos se practicaron en pacientes mayores de 40 años.

La exposición de mujeres famosas que han optado por ser madres tarde y que no hablan sobre el origen de los óvulos tampoco ayuda en este debate. «Algunas mujeres nos dicen que Ana Rosa (Quintana) y muchas de la rele se quedaron embarazadas con mucha más edad», cuenta Víctor Villalobos, jefe de la Unidad de Reproducción Asistida y del Servicio de Ginecología del Hospital Quirón Murcia, perteneciente a Quirónsalud.

«Con óvulos donados, la tasa de éxito alcanza el 60 ó 70 por ciento», dice el doctor.

Al tratarse de mujeres que, en su mayoría, han cumplido los 40, los métodos cambian. «Nuestro promedio hoy en día en técnicas de reproducción es 40 años», explica Villalobos, a lo que añade que «nunca verás a una mujer de 25 ó 30 años en una sala de espera» de una clínica de fertilidad.

El médico apuesta por llevar a cabo «un gran esfuerzo divulgativo» con el fin de que «no vengan con tanta edad». «De cada diez mujeres de 40 años, sólo podemos ayudar a quedarse embarazada a tres o cuatro», admite. «Hay una gran desinformación al respecto: algunas piensa que las clínicas tienen cien por cien de fiabilidad», deja claro el especialista.

María no tuvo que recurrir a óvulos de una donante porque, con 40 años, aún tuvo la posibilidad de contar con una buena reserva ovárica.

La mujer no se arrepiente de haber esperado a tener a sus hijos y tampoco se ve demasiado «mayor ni cansada» con 49 años para afrontar la crianza de dos pequeños. El futuro es diferente.

«Lo piensas. Cuando el mayor tenga 20 años, yo ya tendré 65 y a esas edades puedes tener enfermedades importantes. Vamos a ser mayores pronto y no, no es el mismo pensamiento de futuro, sobre todo por la salud», reconoce María, que advierte del esfuerzo «psicológico y económico» necesario para afrontar el rosario de tratamientos de fertilidad por los que ella pasó. Eso sí, tiene claro que, para ella, «todo ha valido la pena».