El catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia y portavoz del Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor, Ángel Pérez Ruzafa, reconocía ayer que es imposible predecir las consecuencias que el temporal registrado el pasado fin de semana puede tener sobre la laguna, ante la magnitud de las inundaciones que han arrastrado tierra y materiales en suspensión mar adentro. El responsable del equipo científico creado el pasado verano para supervisar las labores de regeneración explicó que el Mar Menor siempre ha conseguido sobreponerse a la invasión de materiales sólidos que se produce con lluvias torrenciales, «pero es difícil hacer una predicción con una situación tan brutal» como la que se ha producido este fin de semana. Respecto a la pérdida de arena que ha hecho desaparecer numerosas playas marmenorenses dijo que «el mar reclama lo que es suyo».

El científico restó importancia a la penosa imagen que ofrece gran parte de la costa ante el avance del agua y apuntó que el destrozo se corregirá en los próximos meses. «La arena volverá con los temporales de invierno y primavera», afirmó.

Pérez Ruzafa explicó que ayer mismo habían salido al mar equipos encargados de recoger muestras para calibrar el impacto que están teniendo los arrastres que se han producido en los últimos días. Aunque admite que hasta ahora el Mar Menor «está acostumbrado a las escorrentías», la situación tan crítica en la que se encuentra la laguna, como consecuencia de la contaminación originada por los nitratos y las sustancias procedentes de las filtraciones de las plantaciones agrícolas del Campo de Cartagena, hacen imprevisible los efectos de temporal. «Es difícil hacer una predicción ante una situación tan brutal», admitió.

No obstante, espera que los materiales arrastrados no acaben siendo «la puntilla» para la laguna. «Entre todos tenemos que encontrar una solución», afirmó.

Por su parte, Ecologistas en Acción advertía ayer de que las intensas lluvias provocan «la entrada directa de grandes volúmenes de agua que tienen una elevada concentración de nutrientes, causantes de la eutrofización de la laguna, además de arrastrar una importante cantidad de sedimentos procedentes sobre todo de las zonas agrícolas». La organización sostiene que la solución «pasa por atajar el descontrol del regadío del Campo de Cartagena, reducir la contaminación, aplicar medidas naturales de retención a lo largo de todo el Campo de Cartagena, que actúan como trampas de nutrientes desde cada parcela agraria hasta las proximidades del Mar Menor, y recuperar superficies naturales del humedal en las franjas cercanas a la laguna».