El temporal de lluvia en la Región ha traído una de esas historias que se cuentan de padres a hijos y de abuelos a nietos. Sucedía en la mañana de este domingo 18 de diciembre.

Sobre las 7:55 de la mañana Susana, de 33 años, tuvo que dar a luz en plena carretera ante la imposibilidad de llegar al hospital. El parto se produjo en la carretera de Cuesta Blanca, en la carretera de Mazarrón, al lado de un desguace según nos contaron sus protagonistas. «Es una campeona» decía con orgullo Federico, su marido y padre de la criatura.

Susana, ya fuera de plazo, con 41 semanas de gestación, empezó a sentir contracciones cerca de las cinco y media de la mañana. Fue entonces cuando su marido, y ante el aviso de que su mujer podía dar a luz en cualquier momento, llamó a emergencias para que recogieran a su mujer y fuera trasladada a un hospital por el miedo al estado de la carretera debido a las fuertes lluvias. «Llevamos poco tiempo en nuestra casa y nos habían dicho que cuando llueve se inunda mucho».

Lo que podía ser una historia más dentro de las que se dan en este tipo de situaciones se tornó con un matiz de cierta alarma ante la imposibilidad de que las asistencias sanitarias llegaran hasta el domicilio de Susana.

Tras varias llamadas al Centro de Emergencias 112, bomberos y Guardia Civil, Federico y Susana finalmente pudieron salir dirección al centro hospitalario, hasta que la embarazada le dijo a su marido que el niño no podía esperar más tiempo a estar en las instalaciones del hospital. Tuvo que ser allí mismo en su furgoneta donde nació el niño, aún sin nombre según contaron los padres a La Opinión.

«Nos esperábamos que fuera tan rápido. Mi otra niña, que va a cumplir ahora 3 años, tardó ocho horas en nacer». Susana estaba ya 'con el tiempo cumplido', con 41 semanas y un día embarazada. «Si no daba a luz en los próximos días me lo iban a provocar el próximo jueves, con la lotería», nos contaba su protagonista con una sonrisa en la cara.

Pese a que algunas informaciones apuntaban inicialmente a que fueron asistidos por el personal asistencial del Centro de Emergencias 112 mediante una llamada telefónica, ellos lo desmienten. «Lo hizo sola» cuenta Federico. «Sólo recibimos una llamada del 112 que le decía a mi marido que se tomara una tila y a mí que respirara. Esa fue toda la asistencia», cuenta Susana, feliz.