La enorme cúpula de metal que esta semana ha cubierto la central de Chernóbil que en 1986 causó la mayor catástrofe nuclear de la historia incorpora puertas cortafuegos fabricadas por la empresa de El Albujón Padilla Fire Doors. La compañía de Ginés Padilla ha fabricado unas 600 puertas para la enorme cápsula que protegerá a partir de ahora el reactor nuclear que hizo explosión hace 30 años.

La firma murciana ha sido seleccionada por el consorcio internacional constituido por 28 países que ha financiado el proyecto faraónico ideado tras la aparición de fisuras en el sarcófago de hormigón con el que se intentó sellar el reactor accidentado para evitar que su núcleo siga emitiendo contaminantes radioactivos. El presupuesto de la gigantesca estructura ha costado casi 1.500 millones de euros, financiados por los Estados donantes, con el apoyo Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), aunque el presupuesto final de todo el recinto ha superado los 2.000 millones.

Inicialmente se había protegido el reactor con un sarcófago de hormigón, pero el deterioro que se ha ido produciendo en esta estructura ha terminado por abrir grietas. Según explicó el empresario Ginés Padilla, cuando la lluvia recalaba en estas figuras acababa provocando filtraciones radioactivas al subsuelo que corrían el riesgo de contaminar los acuíferos.

Para evitar estas filtraciones un consorcio internacional denominado Novarka ha aportado 1.417 millones que han permitido construir lo que Ginés Padilla denomina «el arca», que alcanza un peso de 30.000 toneladas.

La enorme estructura de forma semicilíndrica fue acoplada el pasado martes sobre los restos de la central nuclear que en 1986 causó la mayor catástrofe nuclear conocida antes del tsumani que arrasó la planta japonesa de Fukushima tras el terremoto registrado en 2011.

El equipo comercial de Padilla Fire Doors, encabezado por Fernando Sánchez, ha negociado con los directivos de Novarka el contrato de las puertas cortafuegos instaladas en la gran cápsula.

Según los cálculos de Navarka, con las casi 30.000 toneladas de metal utilizadas «se podría cubrir el Estadio de Francia en París o la Estatua de la Libertad».

Unas 600 puertas fabricadas en El Albujón han sido instaladas en la cúpula de 110 metros de altura, que mide 150 metros de ancho y 256 de largo. Según explicó Padilla, están hechas de acer0, plomo y un material aislante, con el fin de que sirvan como parapeto ante posibles emisiones radioactivas.

Están concebidas especialmente para aislar los espacios interiores de la construcción frente a los accidentes y para proteger a los trabajadores. «Las hemos fabricado en El Albujón y las hemos mandado desde aquí», explicó.

La gran estructura tiene un tamaño equivalente a dos campos de fútbol y ha tardado cuatro años en construirse.

El consorcio que ha ideado esta solución para sellar el reactor todavía activo de la central de Chernóbil espera que cumpla su cometido durante un plazo de al menos un siglo.

La estructura permitirá aislar las emanaciones radioactivas para proteger a la población de la región ucraniana en la se encuentra la fatídica central, además de reforzar el sarcófago de la erosión que ha sufrido desde su construcción.

Mientras construían las puertas que sellarán durante el próximo siglo los restos de Chernóbil, la compañía murciana ha seguido trabajando en otros proyectos menos ajenos al dramatismo de la central nuclear que hace treinta años hizo temblar a Europa.

La empresa también ha aportado las puertas utilizadas en las instalaciones anexas al Canal de Panamá, inaugurado el pasado mes de junio.

Produjo todos los equipos utilizados en las conducciones y en los mecanismos instalados en los túneles para bombear el agua que llena las exclusas por las circulan los buques para cruzar el istmo que separa los océanos Atlántico y Pacífico.

Padilla calcula que fabricó unas 1.500 o 1.600 puertas para la obra del Canal, cuya ampliación fue adjudica por el Gobierno panameño a la constructora española Sacyr.

También el legendario hotel Ritz de París, que este verano volvió a recibir a sus huéspedes después de ser sometido a una costosa obra de restauración, ha instalado puertas fabricadas en El Albujón.

Explicó que la empresa realiza un gran esfuerzo en innovación y tiene «un equipo muy importante» dedicado a la investigación, además de contar con el apoyo del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) en el desarrollo de la tecnología que ha ido aportando desde su creación. «Realizamos constantes inversiones en investigación y desarrollo, adecuando nuestros productos a las necesidades del mercado y del cliente», apuntaba

Padilla ha sido puntera además en la creación de nuevos sistemas de seguridad en el control de accesos, como los empleados en la terminal internacional de T4 del aeropuerto de Barajas. En estas instalaciones utilizó mecanismos de identificación personal que hasta no hace muchos años se habrían considerado más cercanos a la ciencia ficción que a la realidad.

La compañía invierte un 20% de su facturación en incorporar los últimos adelantos tecnológicos, en ampliar su capacidad de producción, cuyo volumen alcanza las 500.000 unidades anuales, y la superficie destinada a la fabricación, que supera los 20.000 metros cuadrados, aproximadamente.

Factura unos 45 millones anuales y emplea en su planta de El Albujón a unas 148 personas, aunque su plantilla alcanza las 250 personas en total.

También está presente en Italia y en Polonia y tiene centros propios de distribución en Portugal, Francia, Grecia, Marruecos, Turquía, China y Rusia.

Padilla ha conseguido situarse en los primeros puestos del mercado europeo, aunque trabaja para todo el mundo y ha instalado sus puertas en las grandes obras de ingeniería que se han realizado en el siglo XXI. También está presente en el Museo Guggenheim de Bilbao, Milad Tower en Irán, Tai-Pei Tower en Taiwán y los principales aeropuertos de Moscú.