Cuando empieza el colegio, para muchos niños y adolescentes los primeros días son un suplicio, hasta que se adaptan a los nuevos compañeros, el nuevo profesor, horarios, deberes, etc. Los padres con niños o adolescentes sabemos que debemos estar especialmente alerta esos primeros días, ya que muchas veces son determinantes e indicativos de cómo van a ir las cosas durante el curso escolar. La mayoría de niños se adaptará más o menos a las nuevas circunstancias (aunque mi hija parece que no se acostumbra nunca a los deberes, todo hay que decirlo). Sin embargo, todos conocemos casos de niños que sufren acoso en el colegio, que ahora se denomina bullying. Seguro que a tu mente ha venido la imagen del típico abusón de la clase, que disfruta riéndose del diferente o pegando al débil.

Pues bien, la neurociencia nos da una explicación a este comportamiento. Tenemos una región del cerebro, la unión temporoparietal derecha, que es la encargada de pensar en las otras personas, en sus intenciones, sus deseos, sus objetivos o sus creencias.

Esto fue descubierto por la doctora Rebecca Saxe, del prestigioso MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts). De hecho, esta doctora hizo un experimento en el cual cambiaba la forma de valorar moralmente una situación por parte de los voluntarios, al realizarles una estimulación magnética en esa zona del cerebro. Lo que antes les parecía bien, luego les parecía mal y viceversa.

La unión temporoparietal derecha va madurando con la edad. Hasta que no acaba la adolescencia o incluso más allá de la veintena, los niños y jóvenes son muchas veces incapaces de fijarse en los sentimientos del otro. Y eso explica que los 'abusones' en el caso extremo de esta inmadurez cerebral, disfruten con sus acciones, porque no piensan en el dolor que causan en el otro.

¿Y cómo podemos los padres reconocer si nuestro hijo/hija está sufriendo una situación de este tipo? Hay diversas técnicas psicológicas, que podrás encontrar navegando por internet. Como éste es un blog de comunicación no verbal, te voy a dar un par de pistas no verbales que pueden ser indicativas de esta situación.

Por un lado, activa las alertas si notas que tu hijo/hija comienza a dormir en posición fetal, con las rodillas completamente pegadas al pecho (en el caso de que no sea una postura habitual en él/ella). Se trata de un síntoma de inseguridad o de miedo.

Otro gesto que te puede poner sobre la pista es que tu hijo/hija comience a esconder sus pulgares dentro de la palma de la mano, bajo el resto de dedos. Nuestros dedos pulgares son indicativos de nuestra relación con el entorno. Un pulgar abierto pertenece a una persona extrovertida. Si vuestro hijo/hija comienza de repente a esconder sus pulgares, es el momento de indagar sobre su situación el colegio. Este gesto suele ir además acompañado de un sagital inferior, es decir, de un mentón hacia abajo. Fíjate especialmente qué postura adopta cuando anda abstraído en sus pensamientos.