Tal y como consta en el sumario del caso, Cuenca y el holandés «estaban intermediando en la venta de una cantera de mármol, propiedad de Evedasto Lifante, sita en Abanilla, y lo hacían con unos inversores de origen ruso. El motivo de esta intermediación sería el poder obtener liquidez económica para no sólo las inversiones que Severein tenía en Sudamérica, sino también para poder cobrar Visser el importe que se le adeudaba por haber jugado como profesional en el Club de Voleibol 2005 del que era propietario Lifante y gerente Juan Cuenca».

Este último llegó a acusarle de estar detrás de todo. En agosto de 2013, Lifante acudía a declarar por su imputación en el proceso de la muerte violenta de los holandeses. Tras comparecer, Lifante era puesto en libertad por la titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Molina de Segura sin medidas cautelares después de desvincularse del doble crimen. Al salir, daba las gracias a la Policía y a la Justicia por su actuación, y mostraba su deseo de que el proceso se esclareciese.

Poco después, el que fuera dueño del club de voley dio a conocer su intención de escribir un libro sobre el ´caso Visser´. «Ya no estoy imputado y haré lo que sea por defender y ayudar en que se esclarezca la verdad», dijo entonces.

Lifante sí mantiene abiertos otros frentes con la Justicia. Recientemente, la Audiencia ratificaba la condena al empresario de los áridos por hurtar a Hacienda casi 1,9 millones de euros en 2005 y 2006. La pena, de cinco años y tres meses, se le impuso en noviembre de 2014 por dos delitos contra la Hacienda Pública.