Dicen que dos pares de ojos ven más que uno. En este caso, son 30 los pares de ojos que estarán pendientes y vigilarán ´al minuto´ la evolución del Mar Menor desde distintas áreas del conocimiento. Son expertos de la Universidad de Murcia, de la Universidad Católica, de la Universidad Politécnica de Cartagena, del Instituto Español de Oceanografía, del Instituto Geológico y Minero, del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA), y de distintos departamentos de la Comunidad Autónoma de Murcia.

Su misión es asesorar al Gobierno regional en todas las actuaciones que se vayan a llevar a cabo en la mejora del Mar Menor para evitar movimientos que puedan perjudicar más al ya frágil equilibrio de esta joya de la naturaleza.

No hay políticos, sólo investigadores. Tampoco ecologistas, pese a ser, muchos de ellos, verdaderos expertos y conocedores de muchos procesos naturales del Mar Menor, y de haber sido parte de distintas experiencias en la conservación y recuperación de este dañado espacio.

Si en algo ha coincidido toda la comunidad científica de la Región, e incluso la ecologista, es que por fin la administración ha decidido «coger el toro por los cuernos» para que la laguna no llegue a ese punto de no retorno del que tan cerca ha estado.

Muchos años, más de veinte, llevaban científicos, naturalistas y vecinos advirtiendo del maltrato al que estaba siendo sometido este espacio protegido, cayendo en saco roto estas voces de alarma. Un ´que viene el lobo´ que este verano se hizo plenamente visible en forma de una laguna turbia en extremo, de color marrón-parduzco, y en la que el proceso de eutrofización -proliferación de ciertas algas- alcanzaba valores extremadamente preocupantes.

Una imagen que dejaba ´huérfano´ de bañistas al que siempre ha sido el sitio preferido por las familias con niños pequeños.

Incluso las otrora prolíficas medusas han brillado por su ausencia.

Esto, unido a lo que puede suponer de pérdida de ingresos por el turismo, ha llevado al Gobierno Regional a dar un paso al frente en la única dirección posible.

Hace unos días el biólogo Ángel Pérez Ruzafa, que va a ejercer de portavoz del comité, en declaraciones a esta Redacción, se mostraba optimista, y defendía que no está todo perdido. Incluso daba por bueno lo ocurrido este verano porque «así ha forzado un cambio de actitud» en la Administración.

Ahora hay que dejar ´trabajar´ a la laguna en su autoregeneración, si bien hay que echarle una mano eliminando todo lo que le pueda hacer daño, como los vertidos cargados de nutrientes procedentes de la rambla del Albujón y de otros focos contaminantes, ya sean agrícolas o urbanos.

Desde este grupo de expertos van a remar «en la misma dirección» pero sin solapar investigaciones y una vez al mes se reunirán para compartir las conclusiones de sus trabajos. Si fuera necesario, el encuentro se podría convocar antes de tiempo.

Luz y taquígrafos

Una de las máximas que en torno a este grupo se va a seguir, porque así lo ha querido la consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente es la transparencia, por lo que todos los estudios y sus resultados se publicarán en una web que prepara el departamento de Adela Martínez-Cachá.

Otra, que todas las consejerías implicadas, como las de Agricultura, Fomento y Turismo, principalmente, se coordinen para que la decisión de alguno de estos departamentos no perjudique al ecosistema marino.

Y mientras en la Región se ponen las pilas, en la Unión Europea van a conocer a finales de este mes «con pelos y señales», todo lo que ha sucedido estos últimos años en el entorno de la laguna, ya que los integrantes de la plataforma Pacto por el Mar Menor se reunirán en Bruselas con los europarlamentarios del departamento de Medio Ambiente y de la Comisión de Peticiones.