El Instituto Geográfico Nacional (IGN) activó durante la madrugada del martes al miércoles un aviso ante un posible tsunami débil en las costas de la Región de Murcia y del resto del Mediterráneo español, como consecuencia del grave terremoto que se ha producido en el centro de Italia.

La Delegación de Gobierno en Murcia informó a esta Redacción que tras el movimiento sísmico registrado en Italia, se activó la alerta en el Mediterráneo, entre las cinco de la madrugada y las ocho de la mañana del miércoles. Durante este periodo era previsible que se produjeran movimientos en las olas de 0,2 a 0,5 metros, según informó la Delegación, pero una vez desactivada la alerta la situación se volvió a la normalidad.

El terremoto principal, que se produjo a las 03.36 de la madrugada, motivó que se activara el aviso por tsunami dos minutos más tarde por razones puramente protocolarias. Así lo explicó el técnico del IGN, Carlos González, quien aseguró que este tipo de alertas se lanzan automáticamente cuando el terremoto cumple ciertas características que impone la Unesco, como que la intensidad supere los 6,5 grados en la escala Richter o que se haya producido muy cerca de la costa y haya riesgo de desprendimientos en zonas de acantilados que provoquen grandes desplazamientos de agua.

Descartados los riesgos prácticamente desde poco después del incidente sísmico, el aviso se ha desactivado poco después de las 8.00 horas de ayer, aclaró el experto.

El terremoto que sacudió el centro de Italia y provocó esta alerta marcó 6,2 grados en la escala abierta de Richter, y ha golpeado especialmente las regiones de Lazio y Marcas, con víctimas y heridos, así como los escombros a los que han quedado reducidos viviendas y edificios en las localidades afectadas. Las localidades más dañadas por el sismo han sido Amatrice -que ha quedado dividida en dos, según informa La Stampa- y Accumoli, en la provincia de Rieti, y Pescara del Tronto en la provincia de Ascoli, a la que pertenece la pedanía de Arquata. Los pueblos de estas localidades han quedado tan fuertemente dañados, con cientos de casas completamente destrozadas, que sus alcaldes explicaron que la mitad de estas localidades «ya no existen».