Desde la llegada masiva del mosquito tigre (Aedes albopictus) a la cuenca mediterránea en 2004, su presencia se ha multiplicado en los últimos años, llegando a ser una plaga en algunas localidades de la Región desde 2011 hasta al verano pasado. Pero este año la situación ha dado un giro de 180 grados y sus colonias se han reducido en casi un 80% con respecto al agosto pasado en casi todos los municipios de la Comunidad, según los datos recogidos por los ayuntamientos.

La culpa de esta drástica reducción la tienen la escasez de lluvias y la fumigación y control realizada por los técnicos municipales o empresas especializadas contratadas por los consistorios, que se muestran cautos y aseguran que «es casi imposible aniquilarlos por completo». Aunque muchos están sorprendidos de que, pese a estar en la época más propicia para su expansión -ya que su reproducción está muy ligada al agua, sobre todo estancada, y al calor-, «apenas se están viendo y su incidencia es bajísima», comentan fuentes del ayuntamiento de Lorca, donde «se han colocado 120 trampas y de todos los puntos muestreados sólo uno ha dado positivo».

En los Alcázares, la reducción del mosquito tigre también ha sido considerable, ya que «sobre un total de 18 muestras de ovoposición, sólo dos han dado positivo», afirman fuentes municipales, que añaden que se ha trabajado «intensificando los tratamientos en zonas públicas como imbornales y se han realizado campañas informativas con folletos distribuidos en las zonas más propensas al desarrollo de este insecto».

En el municipio de Murcia, la reducción está en torno al 60% y los avisos de los ciudadanos sobre focos «se han reducido a más de la mitad, pasando de 69 a 30», explica el jefe del Servicio de Sanidad, Eduardo González, quien añade que hasta mediados de mes se habían recibido siete llamadas, cinco de ellas competencia municipal y dos en zonas privadas.

Y es que hay que tener en cuenta que los recintos privados donde no pueden actuar los técnicos de los ayuntamientos son zonas de riesgo, por lo que se recomienda a los ciudadanos que controlen las zonas donde los mosquitos tigre se pueden reproducir fácilmente, como son las que acumulan agua (imbornales o, incluso, maceteros o comederos o bebederos de animales domésticos).

El tratamiento que se lleva a cabo en la mayoría de localidades evita las fumigaciones indiscriminadas masivas, lo que supondría un perjuicio para la salud humana, tanto por la acumulación de insecticidas como por un sobreuso que generaría resistencia al insecto. La metodología se centra en la localización e identificación de posibles focos. Esto permite combatirle de manera mucho más efectiva y, lo más importante, actuar contra las larvas localizadas. Y es que el mosquito tigre no crece tanto en grandes superficies de agua como en espacios pequeños y aislados.

Uno de los ayuntamientos más involucrados es el de San Pedro del Pinatar, donde el mosquito tigre se ha combatido con tratamientos constantes, lo que ha hecho que «sólo se hayan atendido seis avisos este año, lo que nos indica que las medidas tomadas están surtiendo su efecto», aseguran desde el Consistorio.

El concejal del área de Calidad de Vida del ayuntamiento de Cartagena, Francisco Calderón, explicaba a esta Redacción que en su localidad también hay menor presencia del mosquito tigre, aunque «aún no tenemos los datos completos, que se presentarán en breve», aseguró.

Por su parte, el presidente de la Asociación Española de Entomología y catedrático de Zoología de la Universidad de Alicante, Eduardo Galante, recuerda que el mosquito tigre, originario del sudeste asiático, «ha venido para quedarse, porque su erradicación es prácticamente imposible». Asimismo, indica que nuestro cuerpo reacciona de forma más virulenta ante estas picaduras porque «no reconoce la proteína que inocula» el mosquito tigre, dado que lleva poco tiempo en la zona.