«Angustiosa». Así es como define lo que está viviendo durante el último año un agricultor del Campo de Cartagena afectado por la sequía que sufren sus cultivos situados en una finca de La Aparecida. «La situación es límite», asegura este trabajador cuando ve cómo sus terrenos en plena cosecha de cítricos -propia de los meses de julio, agosto y principios de septiembre- mueren y no puede hacer nada para evitarlo. Este hombre es propietario de unas 130 hectáreas, en las que invirtió cuando creyó poder vivir de la agricultura y ahora ve que cada día pierde dinero.

Esta incertidumbre no sólo la vive él, sino también el resto de agricultores del Campo de Cartagena, que han visto que no llega agua a sus cultivos desde el pasado julio. El problema de la falta de agua crece aún más, tras los trabajos de taponado de los pozos de riego ubicados en Torre Pacheco que ha ejecutado la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) hace ya más de un mes. Estos pozos permitían a los agricultores de la zona del Campo de Cartagena extraer hasta 40 hectómetros cúbicos de agua los años que había más sequía cuando las dotaciones de riego procedentes del Trasvase Tajo-Segura eran deficitarias.

Este año, el regadío para los cultivos de cítricos está siendo más complicado. «Este tipo de cultivos, en mis 130 hectáreas, necesita unos 6.000 metros cúbicos de agua y tan solo estoy recibiendo 2.000», asegura este agricultor, quien prefiere permanecer en el anonimato. La escasez de agua está dañando gravemente las producciones de cítricos, que son los cultivos que más la necesitan, en comparación con otras producciones de verduras u hortalizas.

Incide en que las pérdidas, por tanto, también son más numerosas en las plantaciones de árboles como limoneros. En su caso, asiste a diario a la caída de las hojas en plena temporada de crecimiento del limón.

«Las pérdidas no afectarán unicamente a los cultivos de esta temporada, que ya han sufrido las consecuencias de la sequía, sino que también repercutirá en las producciones del año que viene, ya que los árboles necesitarán mayor tiempo de regeneración, casi dos años, y requerirán una mayor inversión por mi parte», indica.

Ante esta situación que «vivimos los agricultores de toda la Región, sólo cabe pedir que el sector agrario sea tomado en cuenta desde las administraciones, ya que vemos cómo se invierte en otros sectores como el turístico mientras que el agrario está agonizando en la Región de Murcia».

La impotencia de este trabajador al ver que el Gobierno regional no escucha al sector le lleva a proponer soluciones como la captación de unos 30 hectómetros cúbicos de agua de la cabecera del Tajo, que asegura que estarían en cinco o seis días en los terrenos del Campo de Cartagena para su uso inmediato en los cultivos.

Además, incide que sería suficiente para que los árboles aguantasen poco más de un mes, ya que a partir de octubre las temperaturas suavizan y las horas de sol son más escasas, por lo que los cultivos no demandarían tanta agua.

Agricultores como él están viviendo una lucha a contrarreloj, donde argumenta que «los perjudicados son los trabajadores que esperan soluciones mientras las administraciones entran en disputas por el agua».

Confiesa que, si en el plazo de mes y medio la situación no cambia, sus cultivos de verduras y hortalizas también se verán perjudicados, «y para poder sobrevivir y que me sea rentable, necesito la producción de dos cultivos completos», explica.

«La situación es insostenible, hay días que no quiero acercarme a ver la tierra porque veo cómo se están deteriorando los cítricos y no puedo hacer nada» admite, cabizbajo, al ver cómo día tras día sus terrenos le exigen menor esfuerzo.

La mitad de los frutos, muertos

Por otro lado, el sellado de pozos en Torre Pacheco, que era una de las fuentes de obtención de agua para los agricultores del Campo de Cartagena, está afectando a su vez a las contrataciones de jornaleros para la siembra y recogida de los frutos. «De 20 trabajadores que contrataba anualmente para la recogida de limones, este año sólo he cogido a nueve porque la mitad de la cosecha se está muriendo y no habrá que recogerla», advierte al reconocer que el sector de la agricultura no solo afecta a propietarios como él, sino a una gran cadena de sectores que se nutren de ellos, como el transporte o el sector de la semilla. Confiesa vivir con la incertidumbre de no saber si mañana tendrá que paralizar sus producciones y toda la cadena productiva que hay detrás.

Por el momento, como agricultor, admite sentirse estafado tras ver cómo la Comunidad «nos animaba, años atrás, a invertir en tierras para ser grandes exportadores en Europa», dice, y comprobar ahora cómo les privan de uno de sus principales recursos para continuar. «Es el timo de la estampita», lamenta. Cree que los más perjudicados, dentro de esta «crisis agrícola» son los propietarios que, como él, tienen pequeños terrenos. Las grandes empresas agrícolas pueden costearse salinizadoras y otro tipo de recursos para obtener aguas que acaban siendo más caras, comenta. «Ahora ya es tarde para pedir soluciones, pedimos socorro. Nos están llevando a la ruina», confiesa por la impotencia ante la situación que vive.