La alegría de ver los pantanos llenos ha durado poco en la cuenca del Segura. Las intensas lluvias y las copiosas nevadas del año 2013 elevaron el nivel de los embalses hasta cotas desconocidas en casi medio siglo, permitiendo desembalsar agua con holgura a las tres vegas e incluso ayudar a los regantes del Trasvase. Pero las aportaciones han vuelto a reducirse y la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) ha declarado al regadío tradicional en situación de prealerta, lo que significa que se han encendido las señales de alarma.

Su presidente, Miguel Ángel Ródenas, advertía ayer de que las posibilidades de riego durante el próximo año hidrológico, que comienza el 1 de octubre, dependerán de las lluvias, por lo que no descarta posibles restricciones, «si entramos en estado de alerta». Como precaución, Ródenas aconseja a los agricultores que no siembren toda la tierra que cultivan, dado que más adelante podría necesitarse el agua disponible a mantener los árboles, si continúa sin llover.

Por su parte, los regadíos del trasvase Tajo-Segura empezaron a tener dificultades hace varios años y se encuentran en situación de alerta. No obstante, las condiciones de los cultivos dependientes del Acueducto han mejorado en los últimos meses, dado que las reservas de Entrepeñas y Buendía alcanzan en este momento los 511 hectómetros cúbicos.

En conjunto, el intrincado sistema arterial de distribución de los caudales que constituyen las tres vegas del Segura y los canales que transportan los recursos procedentes del Tajo, que abarca Castilla-La Mancha, Murcia, Comunidad Valencia y Andalucía, según recordó Miguel Ángel Ródenas, se encuentra en situación de alerta.

El presidente de la CHS explicó que el organismo de cuenca está a la espera de que el Consejo de Ministros apruebe el decreto de sequía para el Segura. Su previsión es que el acuerdo del Ejecutivo en funciones se produzca a lo largo del próximo mes de septiembre. Según los informes de la CHS, el Segura atraviesa el segundo peor año hidrológico de la última década.

Ródenas recordaba ayer que la situación a la que se ve abocada la cuenca al terminar el año hidrológico 2015-2016 no es nueva, dado que el Segura ha conocido más épocas de penurias que de holguras en los desembalses, y hacía un llamamiento «a la prudencia» de los regantes.

Pide «cautela» a los agricultores a la hora de plantar las cosechas de hortalizas de invierno para que no pongan en producción toda la tierra, sino que «planten una parte o solo la mitad» y dejen el resto sin cultivar, ante la posibilidad de que sea necesario establecer restricciones que les impidan disponer de los caudales necesarios. Tal y como ha ocurrido en anteriores etapas de sequía, Ródenas advertía de que es mejor guardar el agua para poder mantener los árboles en caso de que la situación se complique.

En estos momentos los pantanos de la cabecera del Segura disponen demás de 300 hectómetros cúbicos, que equivalen al 29% de su capacidad de embalse, según las estimaciones de Ródenas, quien considera que con estas reservas «vamos a terminar el año bien».

Según los datos facilitados ayer por el ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el volumen embalsado en los pantanos se situaba algo por encima, en 332 hectómetros cúbicos.

En cualquier caso, estas reservas se sitúan muy por debajo de los 527 hectómetros cúbicos que los embalses de la cuenca almacenaban el verano pasado, debido a las escasas aportaciones que se han producido a lo largo del año hidrológico que termina el 30 de septiembre. La media de los últimos diez años se sitúa en 481 hectómetros cúbicos, cuando los embalses tienen capacidad para almacenar 1.141 en total.

En lo que llevamos del año 2015-2016 apenas han entrado a los embalses 254 hectómetros cúbicos, lo que supone una aportación muy baja, incluso para una cuenca acostumbrada a recibir unas lluvias muy escasas.

Las precipitaciones que se han registrado desde el pasado mes de octubre apenas han alcanzado los 150 litros por metro cuadrado, cuando la media de los últimos diez años está en 250, una cifra que resulta irrisoria en comparación con el volumen de agua que las precipitaciones pueden dejar en otras cuencas.

Por otra parte, la cuenca del Segura ha aportado 156 hectómetros cúbicos a los regantes del trasvase Tajo-Segura, procedentes del Sinclinal de Calasparra y de los pozos de la vega Media. Gracias a estas aportaciones, a las que hay que sumar los 25 hectómetros cúbicos que se adelantarán al Acueducto y se recuperarán con agua desalada, los regadíos del Trasvase han podido sortear un año muy difícil, en el que tan solo han recibido unos 106 hectómetros cúbicos de Entrepeñas y Buendía. Los pantanos de cabecera del Tajo han aportado 188 hectómetros cúbicos en total, pero 88 han sido para el abastecimiento del Taibilla.