Objetivo: evitar cualquier actuación sobre el Mar Menor que pueda alterar «lo más mínimo» el estado de la laguna, como los dragados de las playas, o los espigones que impiden la dinámica natural de las aguas.

La consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente presentó ayer a las administraciones competentes -ayuntamientos, consejerías y Estado, a través de la Demarcación de Costas- el catálogo de buenas prácticas desde el punto de vista del medio ambiente para actuaciones sobre las riberas de la laguna.

«Es la primera vez que se hace un manual de este tipo», explicó la consejera, Adela Martínez-Cachá, tras la presentación de las normas, añadiendo que «garantiza que los ayuntamientos tengan claro qué es lo que se puede hacer y qué es lo que no se puede cuando se planteeen una actuación en el Mar Menor».

En la redacción del manual ha participado el profesor de la Universidad de Murcia, Ángel Pérez Ruzafa, del departamento de Hidrología y Ecología de la Universidad de Murcia, «porque era importante que tuviera una buena base científica», apuntó Cachá.

Actuaciones

Para salvaguardar los hábitats y las especies y evitar que se agrave el estado ecológico de las aguas de la laguna, la Consejería incluye recomendaciones sobre actuaciones para eliminar espigones.

Así, cuando sea posible se priorizará la recuperación del hidrodinamismo natural y la textura arenosa de los fondos, «eliminando o permeabilizando espigones y otras infraestructuras que limiten la circulación del agua».

Asimismo, se evitarán todo tipo de dragados, «salvo que se trate del interior de los puertos o de los canales de tránsito o golas de conexión al Mar Mediterráneo». Y en esos casos, se deberá hacer con la maquinaria y equipos adecuados para evitar la generación de turbidez en las aguas.

En cuanto a las aportaciones de arena, «no debe contemplarse la extracción de este material depositado por arrastre en los primeros metros del lecho marino y se emplearán preferentemente arenas de origen autóctono».

Además, deberá llevarse a cabo preferentemente por medios manuales o, en caso de uso de maquinaria, no deberá producir excavación de los fondos e irá trabajando desde tierra. Igualmente, se harán prospecciones previas para detectar la existencia de fartet (aphanius iberus) y plantas fanerógamas marinas.

Respecto a la retirada de fangos, se considera excepcional, «porque puede suponer efectos negativos para las comunidades de fanerógamas marinas», razón por la cual se considera inicialmente incompatible con su protección; además, se evitará la extracción con medios mecánicos. Se podría admitir el tapado de fangos con arena.

La Consejería, a través de la Oficina de Impulso Socioeconómico del Medio Ambiente (OISMA), ha puesto en marcha un sistema de seguimiento de las intervenciones en las playas con el objetivo de establecer condiciones para su autorización, monitorizar las actuaciones y evaluar las posibles afecciones a los valores naturales de esta emblemática área protegida.

Más vale tarde...

El colectivo ecologista destacó que este manual y las actuaciones que incluía supone «un giro de 180º» a lo que hasta ahora se ha venido haciendo «y que hemos venido denunciando», apuntaron fuentes de Ecologistas en Acción.

En cualquier caso, consideraron que aún faltaba una medida «importante»: la eliminacion de los puertos del Mar Menor, que tiene la mayor densidad de la costa española. «Es lo que más provoca la ruptura de la dinámica del litoral y donde más se acumulan los fangos», comentaron. Y propusieron que, en su lugar, hubiera marinas secas -sacar todos los barcos del agua en invierno- instalando puntos de amarre en el fondo a los que pudieran engancharse cada verano los barcos.

La joya de Cartagena

Por su parte, la vicealcaldesa de Cartagena, Ana Belén Castejón, exigió ayer a la Consejería «trabajar en invierno para no tener problemas en verano».

«Nosotros hemos hecho nuestros deberes y las playas están listas para recibir a los turistas», dijo tras salir de la reunión con Cachá.

Asimismo, exigió actuaciones concretas para preservar la laguna y una campaña de promoción turística para recordar que «Cartagena tiene la joya de la corona del litoral español».