Son las once y media de la mañana y una muchedumbre sale por la puerta principal del Edificio Rector Sabater en Murcia. Bocata, café, refresco, etc. Cualquier cosa es válida para despejar la mente, en especial el aire de la calle, aunque los termómetros marquen más de treinta grados. Estirar las piernas y abandonar la tensión del aula por unos minutos es el objetivo de decenas de aspirantes a maestro que se agolpan sobre la fachada del centro o en los soportales más cercanos. Eso sí, el tema de conversación para todos es el mismo: el ejercicio práctico, la parte A de esta primera prueba de las oposiciones al cuerpo de maestros de la Región, que tuvo lugar ayer en 21 sedes repartidas entre Murcia, Cartagena, Molina de Segura y Alcantarilla, ubicadas en institutos, centros educativos públicos de otra índole y en instalaciones de la Universidad de Murcia, la Universidad Politécnica y la UNED de Cartagena.

Aunque, evidentemente, no todos los opositores tuvieron que enfrentarse al mismo ejercicio, ya que ayer fueron llamados a las aulas los candidatos a ocupar alguna de las 489 plazas a concurso entre ocho especialidades: Audición y Lenguaje, a la que se presentaron ayer 449 personas (el 90% del censo de inscritos); Educación Física, especialidad a la que acudieron 1.055 opositores (el 88,9% de los solicitantes); Francés, con 196 aspirantes a examen (el 92,9%); Música, de la que se examinaron este sábado 298 personas (el 88,2%), y Pedagogía Terapéutica, con 831 opositores (el 93,5%, mejor porcentaje de asistencia). No obstante, las tres grandes demandadas fueron Educación Infantil, llevada a cabo en todas las sedes de Cartagena, a la que se presentaron 3.145 opositores (el 88,4% de los registrados); la especialidad de Inglés, realizada íntegramente en el Campus de Espinardo para los 1.456 aspirantes que asistieron a los exámenes (el 84,4%), y Educación Primaria, cuyas pruebas tuvieron lugar en centros de la capital como el Rector Sabater para 2.117 personas (el 89,2%). Por otro lado, 26 funcionarios de carrera del cuerpo de maestros se presentaron a la parte práctica para obtener una nueva especialidad, según los datos de la Consejería.

En total, 9.547 opositores (un elevado 88,6% del censo) que ayer iniciaron una andadura de exactamente un mes -el 18 de julio está prevista la publicación de la lista de aspirantes seleccionados- para lograr un puesto en el cuerpo de maestros de la Región para el curso 2016-17. Y es que la de ayer solo fue la primera prueba, el 50% del examen, que continuará, para los aprobados, del 29 de junio al 5 de julio con la valoración por parte de un tribunal de una programación didáctica y la exposición oral de una de sus unidades ante el jurado. Pero para llegar hasta allí, lo primero es superar las dos partes de las que constó el examen al que los opositores se enfrentaron ayer: un ejercicio práctico y el desarrollo de un tema (parte B) entre dos elegidos al azar de los 25 que forman el temario oficial de las diferentes especialidades.

Para muchos de los que ayer acudieron a las aulas, esta parte B es el punto clave de estas oposiciones, ya que para algunos es simplemente «una cuestión de suerte», mientras que para otros el dictamen del azar puede tirar por tierra el trabajo de meses o incluso años. Y es que los opositores ayer se dividían básicamente en dos: aquellos para los que el examen era el todo por el todo, y aquellos que acudieron «a probar» ante el escaso tiempo que han tenido para estudiar, con el único objetivo de coger experiencia de cara a convocatorias venideras, aseguraba uno de los aspirantes en el Rector Sabater, donde al igual que en el resto de sedes, la jornada transcurrió con absoluta normalidad y sin incidentes, según la coordinadora María Dolores García Navarro. El responsable de la sede del Hospital de Marina de la UPCT, José Antonio Martínez, destacó además la prohibición, como ya ocurriera con los exámenes de la Selectividad, de cualquier aparato electrónico -móviles o smartwatch-; de hecho, sólo permitían a los aspirantes tener un bolígrafo, una bebida y el DNI sobre la mesa. Martínez reconoció que existían pocas diferencias entre cómo afrontaban los adolescentes la prueba de acceso a la Universidad y cómo lo hicieron ayer los opositores. Eso sí, en cuanto a nervios, explicó que «incluso aquí hay más, ya que se juegan una plaza, un trabajo y un porvenir».

Y es que el nerviosismo, tanto en el edificio de la UMU como en elHospital de Marina, era más que evidente cuando los opositores hicieron uso del breve receso que la organización les concedió entre la parte A y B de esta primera prueba. Pero no solo entre los alumnos, sino también entre padres, hermanos y familiares, que ya son todo un clásico en los hall de los centros en días como este. Para ellos, la biblioteca del Rector Sabater se convirtió ayer en una suerte de sala de espera con aire acondicionado para amenizar la estancia de los acompañantes durante los exámenes, que se alargaron más allá de las dos de la tarde. Finalizado, solo queda esperar las notas, -el próximo 27 de junio-, pero era el turno de las sensaciones. Los nervios de unos contrastaban con la tranquilidad de otros, ya veteranos -alrededor de un 40% de los examinados eran interinos que buscaban hacerse con una plaza, según Martínez-, que confiaban en lograr esa plaza ansiada.