Cometieron el crimen en agosto, y no fue hasta octubre cuando la Guardia Civil consiguió dar con ellos. Lo que estaba previsto como un robo acabó en crimen: el de Juan de Haro Navarro, empleado de la gasolinera del paraje de La Losilla, en Blanca, que perdía la vida en el octavo mes de 1992, después de que unos atracadores le atacasen para llevarse un botín de apenas 70.000 pesetas.

Es lo que detectaron los agentes de la Benemérita que primero se personaron en el lugar. Que faltaba dinero. El establecimiento estaba revuelto y el trabajador, agonizante, permanecía en un charco de sangre junto a una de las estanterías, donde se agolpaban revistas y bebidas, productos que la gente suele echarse encima cuando pasa por la gasolinera. Juan de Haro Navarro moriría tres días después, en el Virgen de la Arrixaca, debido a las heridas que le habían hecho en el atraco aún no se sabía quién o quiénes. El hombre recibía sepultura, entre el dolor de sus seres queridos, y sus asesinos continuaban en la calle. Hasta dos meses después. El crimen, esta vez, no quedó impune.

En octubre de 1992, agentes de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil arrestaban a cuatro personas (una mujer y tres hombres) como presuntas autoras de un robo con intimidación con resultado de muerte. La muerte de Juan de Haro Navarro.

Todos los sospechosos eran menores de 30 años. En concreto, se detuvo a Pedro M. V. J., de 23 años y residente en La Unión; a su esposa, Carmen P. T., también de 23 años; a Fernando V. M., de 27 años y vecino de El Albujón, y a Francisco B. P., de 26 años y vecino de la pedanía de Lobosillo.

«Una vez iniciadas las investigaciones por la Unidad de Policía Judicial de la Benemérita, se llegó a la sospecha de que los autores del suceso podían residir en los alrededores de Cartagena, por lo que se fue estrechando el cerco en torno a los delincuentes de la zona», detallaba entonces este Cuerpo.

También hubo una pista. Sobre la hora en la que se cometió el atraco mortal, algunas personas vieron que salía de la estación de servicio un coche de color rojo. El Instituto Armado se puso a comprobar si alguien de esa zona había alquilado un vehículo de esas características. Y cantaron bingo. Resulta que un joven (tras el que ya andaba la Guardia Civil, según aseguró luego) había alquilado sólo unos días antes del suceso un Citroën AX. ¿De qué color? Pues eso, rojo. La Benemérita siguió indagando. A este sospechoso se le había visto en compañía de otras tres personas la noche de autos. Se les había visto en Molina de Segura y en Abarán.

En la mañana del jueves 8 de octubre se montó el dispositivo que culminaría con los arrestos. Colaboraron agentes de la Guardia Civil de La Unión, El Algar y El Albujón, además de la Policía Local de Cartagena. De hecho, la primera de las detenciones tuvo lugar en la ciudad portuaria. Después, un chorreo de arrestos, hasta llegar a cuatro.

Porque fueron cuatro los atracadores, determinó el Instituto Armado. Cuatro jovencísimos sospechosos que trataban de cubrir sus rostros ante los medios de comunicación cuando, esposados, eran trasladados a dependencias policiales. Fue el Juzgado de Instrucción Número 2 de Cieza el que se hizo cargo del caso.

Años después, la estación de servicio de La Losilla ha vuelto a ser escenario de distintos atracos. El último, en febrero de 2015. Entonces se llevaron apenas 400 euros. Y nadie perdió la vida.