El profesor titular de Geología en la Complutense de Madrid José Martínez Díaz explicó a LA OPINIÓN que los terremotos que se sienten en la ciudad de Murcia tienen su origen concretamente en la falla de Carrascoy, que está en la sierra del mismo nombre. De hecho, la sierra se formó debido a terremotos acontecidos hace siglos. «Se levantó el terreno por los temblores», comentó.

Martínez Díaz, que tiene familia en Lorca (la ciudad devastada por los terribles seísmos de 2011, que costaron la vida a nueve personas), recordó que hay expertos trabajando en esta falla durante años. Estas investigaciones se complementan a las que están efectuándose en el fondo del mar, en la falla del Mar de Alborán.

En Carrascoy, detalló el experto, se están «buscando terremotos prehistóricos», con el fin de conocerlos mejor. «Esta falla sabemos que a veces genera grandes terremotos», aseveró.

Los pequeños temblores que se están dando estos días en Murcia «no tienen nada de raro», dejó claro el profesor.

Preguntado por la posibilidad de que haya un gran terremoto en la Región, Martínez Díaz sentenció que «podría haberlo o no. El problema es que no lo sabemos». «Se puede dar uno cada cien o cada quinientos años. No se sabe de qué grado. Tampoco se puede descartar», manifestó.

"Parecida a la de Alhama"

El experto hizo hincapié en que «la falla de Carrascoy es más parecida a la de Alhama», que fue la responsable de los temblores de tierra en la Ciudad del Sol. «Impedirlo es imposible», admitió, sobre el gran terremoto que, dado que es zona sísmica, no descarta que pueda sufrir la Región. No obstante, defendió las investigaciones, con el fin de tratar de ir acotando cuándo podría darse, y así «proteger a la población y reforzar los edificios», indicó.

Dada la situación geográfica de España no sería de extrañar que se produjera un terremoto de gran magnitud al sur del país. El mayor temblor que se ha registrado en la zona fue de 6,5 sobre 10 (levemente inferior al del 25 de enero de este año) y ocurrió recientemente, en 2004. Marruecos sufrió sus consecuencias, con enormes destrozos y la pérdida de cerca de 600 vidas.