En unos comicios en España hay varios tipos de electores. Están los que acuden a su colegio electoral para depositar ellos mismos su sobre y su papeleta en la urna, que suelen ser mayoría, así como los que optan por votar por correo y aprovechan la jornada electoral, que siempre cae en domingo, para quedarse en casa o hacer cualquier otro plan. También están los abstencionistas, que por el motivo que sea deciden voluntariamente no ejercer su derecho constitucional pese a las llamadas generalizadas a la participación y a que está en juego el futuro de su país. Y en los últimos años en España se ha establecido una nueva modalidad de elector: aquel que quiere votar y no puede hacerlo porque quien tiene que facilitárselo no cumple a tiempo con los trámites necesarios para ello.

Este último grupo ha crecido notablemente en España y en la Región de Murcia desde 2011, año en el que muchas personas se fueron al extranjero por la crisis y en el que, tras un acuerdo entre PP, PSOE, PNV y CiU, se reformó la Ley Orgánica del Régimen Electoral General para establecer el llamado voto rogado, que según denuncian algunos partidos como Podemos y organizaciones como Marea Granate, ha tenido efectos devastadores en la participación.

Por voto rogado se entiende que aquellos españoles que estén residiendo en el extranjero, tanto temporal como permanentemente, no solo deben estar inscritos en el censo oficial (CERA, para los fijos, y ERTA, para los provisionales), sino que quien quiera ejercer su derecho constitucional debe comunicar previamente en el Consulado su intención de hacerlo. Esto implica una serie de trámites burocráticos que no siempre se realizan a tiempo, lo que provocó el pasado 20D que miles de españoles que habían rogado el voto no recibieran la documentación a tiempo para enviarla dentro de plazo y que fuera contabilizada en el escrutinio final.

Según datos de la Junta Electoral recabados por Podemos Región de Murcia, en las pasadas elecciones generales estaban llamados a las urnas 27.934 votantes murcianos residentes en España, de los que solamente solicitaron su voto de manera oficial un total de 2.226. Es decir, solo ocho de cada diez murcianos residentes en el extranjero solicitó votar el pasado 20 de diciembre.

Pero no queda ahí la cosa. De los 2.226 electores que solicitaron el voto rogado, solo 1.664, el 74%, pudo ejercer su derecho, la mayoría de ellos porque la documentación no les llegó a tiempo. Algunos votantes cuentan que llegaron a recibir los papeles para votar cuando el resultado no solo se conocía, sino que los partidos ya estaban negociando los acuerdos postelectorales. Algunos como Carmen, que reside en Gales por motivos laborales, aseguran que les sale más rentable comprar un billete de avión para estar en España la jornada electoral y poder votar presencialmente antes que llevar a cabo la odisea de solicitar el voto rogado.

En este proceso electoral, los residentes en el extranjero de forma temporal tenían hasta ayer sábado para inscribirse en el censo (los que no lo hubieran hecho) y rogar el voto. Para los CERA, el plazo se amplió hasta el 6 de junio. Una vez recibida toda la documentación, se podrá enviar el voto por correo certificado a la mesa electoral del correspondiente colegio electoral en España antes del 22 de junio. Eso sí, siempre que el papeleo llegue a tiempo.