Padecer de una estenosis aórtica degenerativa, rondar los ochenta años y haber sido rechazado por un cirujano por el alto riesgo de ser sometido a una intervención quirúrgica tradicional. Estas son las principales condiciones para que un hombre o una mujer sean candidatos a que el equipo de Hemodinámica e Intervención Cardiaca del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia les coloque una nueva válvula.

Mediante técnicas no invasivas, este equipo, que dirige el cardiólogo Mariano Valdés Chávarri, en 15 minutos y utilizando un catéter introducido por la arteria femoral, coloca al paciente el recambio, «la nueva puerta» que permite al enfermo que la salida de la sangre bombeada por el corazón llegue al resto del cuerpo.

«No se necesita anestesia general, el paciente está despierto en todo momento, y, por lo general, a los tres días de haberles puesto la nueva válvula, se pueden ir a sus casas, si no hay complicaciones, claro», explica el doctor Valdés.

La estenosis aórtica degenerativa es una enfermedad que provoca que la válvula aórtica se vaya estrechando, se endurezca y pierda elasticidad, con lo que cuesta más que la sangre circule.

La técnica se realiza mediante un catéter, que es el que traslada hasta la aorta la nueva válvula. Tras anestesiar localmente la ingle del paciente y dilatar la válvula enferma, se introduce la nueva pieza plegada y montada sobre un balón, que al hincharlo, la libera y la fija sobre la parte dañada.

«Hasta hace ocho años, la única forma de solucionar el problema era abrir el pecho y colocar en la arteria la válvula sustitutiva, pero es más agresiva», añade.

Es el cirujano el que se encarga de hacer una pequeña incisión en la ingle, y exponer la arteria a los cardiólogos para que puedan introducir el catéter.

Los pacientes no pasan por la UCI, sino directamente a planta, y al día siguiente ya se levantan y andan por los pasillos.

En los ocho años que se lleva aplicando esta técnica, los cardiólogos intervencionistas han colocado 320 válvulas. «Estamos seguros de que en cinco años será el método utilizado mayoritariamente, y no sólo en los pacientes de más riesgo», apunta Valdés, y añade que ya se ha constatado que la esperanza de vida de este tipo de pacientes se ha incrementado en un 50%. Además, «la mortalidad es bajísima pese al riesgo inherente en los casos que nos llegan».

Aunque reconoce que el coste es sensiblemente superior -una operación 'normal' cuesta entre 4.000 y 9.000 euros y una válvula colocada con catéter, 18.000-, defiende que compensa el hecho de que se ahorre en gastos por menos días de hospitalización, y no necesitar la UCI, entre otros.