Como se suele decir, ya apuntaba maneras, aunque en este caso, no se trate de un artista, sino de un asesino. Miquel Antoni F. F., un joven colombiano, de 23 años, que se encuentra en prisión preventiva por matar a golpes y estrangular a una mujer en Mallorca, en la Nochebuena de 2015, agredió de forma brutal -un año y medio antes- a un policía local de Cartagena al que le propinó una dentellada en la boca y el hombro izquierdo, y a otro agente del 091, el 29 de agosto de 2014.

Miquel Antoni está acusado del asesinato de Esperanza F. F., de 45 años en Palma. El cadáver de la víctima fue hallado el día anterior en su vivienda, una planta baja en la barriada mallorquina de Fortí, tras la extinción de un incendio. El cuerpo, parcialmente quemado, presentaba varios golpes en la cara y la cabeza y signos de estrangulamiento.

El joven admitió ante el juez que se encontró con su víctima en el vestíbulo del edificio, en el que viven sus abuelos, y le propinó un empujón. Pese a que aseguró no recordar nada más porque estaba ebrio y drogado, la Policía sostiene que mató a la mujer durante el robo y quemó la casa para borrar huellas. Desde entonces Miquel Antoni se encuentra en prisión preventiva a la espera de juicio.

«Si hubiera ido a prisión antes»

«Si hubiera ido a prisión no habría cometido el crímen, pero salió a los dos días en libertad provisional», señalan fuentes cercanas al agente de Cartagena, que era escolta de la exalcaldesa Pilar Barreiro, y que en agosto de 2014, 18 meses antes, entró al 'Ruta 66', un conocido bar de moteros, a tomarse una cerveza en su día libre. Desde el primer momento detectó que el chico era problemático y que debía de haber consumido estupefacientes, ya que se dedicó a importunarle, después de que alguien le comentase que era policía, señalaron las mismas fuentes, que creen que «no lo mató porque no pudo».

El agente intervino cuando su agresor inició una riña con un joven, al que acompañaban dos chicas, después de que éste le empujase por molestar a una de ellas. El colombiano cogió una botella y fue entonces cuando el policía local se identificó y lo sacó a la calle. Al pasar delante de una mesa de billar, el agresor cogió una bola y se la arrojó al chico con el que había estado riñendo. Ya fuera del local, el policía lo cogió del cuello y cuando lo tuvo inmovilizado aflojó un poco, circunstancia que su agresor aprovechó para morderle en la cara «con rabia y odio», indicaron.

En ese momento, un policía nacional, que también estaba en el bar, salió en su ayuda y también recibió patadas y puñetazos. Varios clientes se aproximaron para intentar ayudar, pero acabaron apartándose, circunstancia que Miquel Antoni aprovechó para volver a agredir al policía local, que le propinó unas patadas y lo tiró al suelo, momento en que aprovechó para darle una dentellada en el hombro izquierdo. Finalmente logró reducirlo y fue detenido por varios agentes que llegaron al lugar y conducido al juzgado de guardia.

«Ha vivido en vilo durante un año cagado de miedo por si su agresor le hubiera contagiado alguna enfermedad como el sida o la hepatitis», indicaron fuentes cercanas al agente, quien ha estado haciéndose analíticas cada 15 días durante un año. El informe del médico forense calificó de «herida con pérdida de sustancia en cara y hombro izquierdo por mordedura humana», señala su abogado, Francisco Belda, quien destaca que esta descripción «denota la especial virulencia de la agresión producida y, por lo tanto, el medio especialmente violento empleado por el acusado».

Belda señaló que consiguió una autorización judicial para que el agresor se hiciera analíticas con el fin de descartar que tuviera alguna enfermedad contagiosa, pero no llegó a hacérselas porque no hubo colaboración por parte de su letrado. El agente, que ha sido sometido a varias operaciones de cirugía en los últimos meses y le han quedado secuelas, estuvo 36 días de baja y tardó medio año en recuperarse; y el policía nacional, que estaba en Cartagena de vacaciones, sufrió contusiones en mano y cuello y una tendinitis en el hombro, que le duele desde entonces.

La fiscalía pide por esa agresión tres años de prisión, que la acusación particular eleva a seis, y 13.720 euros de indemnización para las víctimas. Con estos antecedentes, su traslado a Cartagena desde la prisión de Palma incluirá un fuerte dispositivo de seguridad dados sus antecedentes.

El policía local, que no ha querido hacer declaraciones, recibió una condecoración del Ayuntamiento en enero de 2015.