«A pesar de los dos atentados terroristas, en Estambul, haciendo escala hacia Burkina Faso, y en Ouagadougou, al día siguiente de nuestra llegada, hemos disfrutado del viaje y de la estancia en Wend Be Ne Do. Esto ha supuesto dos días menos de estancia en el proyecto y la cancelación de dos vuelos, pero nunca hemos corrido peligro ni nos hemos sentido amenazados. La alegría de encontrar de nuevo a los miembros de la asociación Wend Be Ne Do, los beneficiarios, los voluntarios, el equipo, supera cualquier miedo o preocupación».

Así se expresan los cooperantes que partieron de Cartagena hasta el país africano con la bondad y fraternidad por bandera. Se trata de Manuel Madrid Úbeda, Carlos Llano Fernández, Daniel Cegarra Hernández y Aurelio Sanz Baeza, de la Fundación Tierra Asilo de San Pedro, que estuvieron de misión del 12 al 21 de enero.

En concreto, son 600 los usuarios que actualmente se benefician de Wend Be Ne Do, cuyo equipo dirige Suzanne Ouédraogo. «El proyecto en sí no es sólo un medio para atender a las personas con VIH o niños en situación de riesgo: el área formativa de prevención de enfermedades oportunistas, la malaria, el ébola, la desnutrición, la higiene, generan una serie de actividades y de encuentros con la gente, tanto en la sede de Bam como en diversas aldeas», destacan los cuatro cooperantes. La iniciativa, por tanto, «sigue respondiendo a ese espíritu de Nazaret: 'estar con', optar por quienes más lo necesitan», resaltan.

Durante su estancia en África, los cuatro cooperantes honraron la memoria de Bouba, fallecido en marzo de 2015. Fue «un referente en el proyecto», relatan, al tiempo que subrayan que «la simplicidad de su vida y su lucha contra el VHI y la desnutrición nos anima a seguir adelante, ya que en Bouba, como en tantas otras personas, el proyecto y sus objetivos se han cumplido». Los cooperantes adecuaron su enterramiento en el cementerio de Kongouss, y colocaron en la sepultura una placa llevada desde España.

Los cooperantes explican que, para las personas portadoras del VIH, aún existe «un estigma social que, en sus aldeas o pueblos, sigue como una sombra sobre sus vidas y las de sus familias». «El proyecto trabaja, en ese sentido, en las visitas a las aldeas para mentalizar a la población en el esfuerzo para aceptar a las personas con el VIH, pero este objetivo presenta numerosas dificultades en cualquier lugar de África», manifiestan.

«Queremos transmitir que no somos mejores que nadie para hacer las cosas y que mucha gente trabaja por un mundo más justo y humano, desde el silencio y las cosas sencillas», dejan claro los cuatro cooperantes.