Remedios Maurandi es feministas y está orgullosa de que tanto su esposo como sus hijos también lo sean. Profesora honoraria de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Murcia, ha sido este año distinguida con uno de los premios 8 de Marzo de la Región de Murcia. Maurandi, impulsora del Centro de Estudios Universitarios de las Mujeres de la UMU, atendió ayer a LA OPINIÓN para hablar de que la lucha de las féminas sigue vigente.

Lo primero, enhorabuena por la distinción. ¿Se la esperaba?

No, ¡qué va! Me ha pillado en fuera de juego, no tenía ni idea. Hay mucha gente que tiene méritos de sobra para ganar este premio.

¿Cree que ya se ha conseguido una igualdad, al menos en los aspectos más importantes?

Se ha conseguido a nivel legal, sobre todo en los países de Occidente, pero en todos los países no. A nivel privado, queda mucho por hacer. Ellos se lo pierden.

¿Hay conciencia feminista en los más jóvenes?

Ahora mismo lo que hay es una situación lamentable, cuando existen chicas a las que no les parece tan grave que un muchacho les vigile el WhatsApp. La libertad consiste en saber que la libertad está en peligro. Hemos bajado de hace diez años para acá. Antes había una fuerza por parte de mujeres y hombres, había un carácter. Hoy en día hay una especie de cosificación de la mujer muy grave. Si somos objetos, no somos sujetos de deberes y derechos, y nuestra libertad queda mermada. Cuando nos convertimos en mercancía, ya se puede hacer trata con nosotras.

¿Se refiere a la cosificación que vemos en anuncios y canciones?

Hay una vulgaridad lamentable. Hay una vejación, una cosificación, una falta de atención total. Las mujeres somos la mitad del planeta, y la mitad del planeta tiene derecho a ser respetada como tal. En la publicidad ya no salen chicas anunciando coches en bikini, pero se siguen viendo tonterías. Nos eligen por nuestro estilo, por la forma de ir vestidas. En Alemania, por ejemplo, se ven presentadoras de 50 ó 60 años peinadas con normalidad.

¿Cree que los que estamos vivos llegaremos a ver una igualdad real entre hombres y mujeres?

Creo que no. Pero la lucha por conseguirla es una obligación. La educación ahí es fundamental.

He leído que algunas feministas critican el gesto de Alejandro Sanz de parar su concierto para increpar a un maltratador, pues dicen que el cantante, a su vez, escribe letras machistas. ¿Qué le parece a usted?

No lo sé. No me parece que haya hecho canciones machistas, no recuerdo ninguna. El gesto de Sanz me parece positivo y a valorar.

¿Hay hombres feministas?

Sí los hay, mi marido y mis hijos lo son. La igualdad es una cosa que nos favorece a todos. Saber cocinar, saber coser o atender a los niños, son saberes. Eso es poder. No hay que renunciar a lo que se sabe.

¿Qué le pareció que la diputada de Podemos Carolina Bescansa se presentase con su bebé lactante en el Parlamento?

A mí no me gustó, no me hizo gracia. Sobre todo sabiendo que es una señora que tiene a la salida del congreso a una muchacha que se hace cargo del bebé. Vino a decir: «Lo que yo aporto al Congreso es la maternidad». Yo, como feminista, me sentí ofendida. La maternidad no es lo que tiene una mujer que aportar ahí. Tiene que aportar conocimiento y saber político. No es ninguna novedad que las mujeres tenemos hijos. Pero los hijos no tienen por qué presentarse en la oficina. La reivindicación estaba torcida de entrada.