Muchos barrios que ya estaban en una situación delicada han visto cómo la tasa de paro subía enormemente, a lo que se sumaba un gran absentismo escolar por parte de los más jóvenes, lo que hace más difícil su inserción laboral. Es lo que le ha pasado al barrio San José Obrero, de Alcantarilla, más conocido como 'la ciudad sin ley'.

Son más de las 10 de la mañana de un día laboral en el barrio y no se ve prácticamente a nadie en la calle. Apoyadas en la puerta del Centro Integral, se encuentran unas jóvenes que podrían estar perfectamente en el instituto. Al entrar en el edificio se ve una gran entrada rodeada de clases. En ellas hay alumnos que, cada uno con su historia personal , dejaron los estudios demasiado pronto. En 2009, varios hermanos de la congregación del colegio de los Maristas de Murcia colaboraban con Cáritas en la zona de El Campico de Alcantarilla. Sin embargo, vieron que había suficiente personal para ocuparse del trabajo que había y decidieron trasladarse al barrio de San José Obrero, donde vieron la necesidad de crear una iniciativa social que se centrara en la infancia y en la juventud, dada la difícil situación del lugar. Se empezó trabajando con jóvenes que habían dejado los estudios y tras ver las particularidades del barrio, se crearon tres proyectos distintos, ¡ Vamos! Para los que se han dejado los estudios de la ESO y Primaria; La Ludoteca de Marcelino, para niños de 3 a 5 años con los que se realizan actividades que les enseñan a cooperar en grupo; y por último, Avanza, dirigido a los chicos que aún no han abandonado el instituto, a los que le dan apoyo escolar. Ahora hay alrededor de 50 alumnos que acuden al Centro Integral para recibir las clases, tres hermanos maristas y varios profesores laicos.

«Se está dando un giro al proyecto porque hace falta algo más que limitarse a enseñar», cuenta el hermano José Tenorio, director del proyecto, así que «se hacen cursos de profesionalidad a través del SEF y el IMAS, con la finalidad de ser más prácticos y que los jóvenes aprendan oficios orientados a la actividad económica de la zona, como, por ejemplo, el Polígono Oeste, que está cerca», comenta.

Estos cursos tienen 3 niveles, el nivel 1 es para las personas que no tienen la ESO; sin embargo hay un examen organizado por el SEF para mayores de 18 años de dos competencias clave, Lengua y Matemáticas, con el que se puede optar al nivel 2 y tener más posibilidades de encontrar un empleo. Por eso éstas son las principales materias que se imparten a los alumnos del proyecto ¡Vamos! «Nuestra finalidad no es solo ocupacional, sino que puedan llegar a ser autónomos», afirma el hermano José. También se hace hincapié en la motivación y autoestima. «Les estás pidiendo que retomen algo que abandonaron. Ellos se sienten muy queridos y se identifican mucho con este proyecto», asegura. El ambiente familiar que hay entre los alumnos y los voluntarios del proyecto se evidencia por las risas y el respeto que hay entre ellos.

Sebastián, un alumno de 16 años que abandonó el instituto en 2º de la ESO, cuenta que está muy contento con el proyecto. «Aquí aprendo muchas cosas con los profesores, por ejemplo con Juan Ramón, que nos enseña Negociación». Sigue relatando que él se metió en el proyecto porque este profesor le motivó y acabó añadiéndole a la lista de alumnos «Nos llevamos muy bien entre los compañeros, somos como una pequeña piña», manifiesta Sebastián.

El Hermano Buenaventura Pérez también da clase en el centro. «Ahora enseño Lengua, pero también he enseñado Geografía. Todo depende de los voluntarios que haya en el centro y de las necesidades de los chicos», declara. Añade que, mientras varios chicos le esperan para empezar la lección, se suelen dar 4 horas de clase, pero varían según el aguante que tengan los alumnos. «Todo depende de la situación familiar o personal que tenga el estudiante», explica. Asegura que le encanta instruirles, aunque los resultados no sean siempre los mejores. «Intento que lo pasen bien en clase haciendo que sea dinámica y que puedan participar». Hace una llamada de atención diciendo que hacen falta más voluntarios, ya que estos alumnos necesitan un seguimiento muy cercano y personalizado.

Algunos de estos jóvenes han encontrado trabajo, los que no, lo siguen intentando. Se pretende que sean conscientes de la importancia de terminar los estudios básicos para encontrar trabajo, ya que cada vez se exige más a los solicitantes de empleo. Con los padres de los más pequeños se convoca una reunión mensual y estos participan regularmente en las actividades de sus hijos más pequeños, pues es esencial que estén pendientes de ellos para forjar unos hábitos de estudio fuertes desde que empiezan en la escuela.