Al aedes albopictus o mosquito tigre le gusta estar cerca de los hombres. Por eso es fácil encontrarle en zonas pobladas. Al contrario que otras especies de mosquito, rechaza las grandes masas de agua para procrear. Prefiere poner sus huevos en pequeñas cantidades de líquido; incluso el tapón de una botella puede ser un sitio ideal para él. Habitualmente, sólo se reproduce cuando hace calor.

Conociendo estas pautas de comportamiento la empresa murciana Rafaela Belmonte Nortes, especializada en el control de plagas y pionera en el seguimiento del mosquito tigre, trabaja en varios municipios de la Región haciendo un seguimiento de este insecto. Empezaron en el municipio de Cartagena, que es donde primero se encontró el mosquito y donde más ha proliferado, pero ya están trabajando en San Pedro del Pinatar, Alcantarilla, Alhama de Murcia, Librilla y Los Alcázares, entre otros. También se encarga del control del mosquito en los campus de la Universidad de Murcia.

José Morales Bueno es el biólogo encargado de esta tarea, y es el responsable del servicio técnico de la empresa.

«Normalmente colocamos las trampas en zonas urbanas o periurbanas, porque la hembra siempre busca zonas pobladas, ya que necesita las proteínas de la sangre para que los huevos maduren», explica Morales.

Las trampas suelen colocarse entre arbustos o árboles y jardines, escondidas para que los ciudadanos no puedan quitarlas, y cada 10 ó 15 días el técnico hace una batida para recogerlas y comprobar si hay anidamiento o no.

«Numeramos las muestras, las enviamos al laboratorio y recolocamos la trampa», comenta.

La empresa colabora con el departamento de Zoología de la Universidad de Murcia, donde se encargan de analizar las pruebas que les suministran y comprobar si hay o no presencia de huevos.

«Ahora es la peor época, ya que habitualmente el mosquito sólo se reproduce cuando hace calor», comenta Morales, si bien puntualiza que ha encontrado casos en zonas de Cartagena donde «excepcionalmente» el mosquito tigre ha llegado a criar en invierno.

Lo habitual es que una vez puestos los huevos estén a la espera de algún estímulo exterior que provoque la eclosión y espera que puede llegar a prolongarse durante dos o tres meses. «Es cualquier caso, siempre necesitan agua», apunta el biólogo, quien añade que en el 95% de los casos siempre buscan pequeños focos de agua. «Para ellos, al contrario que otros 'primos' suyos, los charcos o masas más grandes son como océanos y huyen de éstos», apunta.

Por eso, los platos de las macetas, los charcos pequeños provocados por goteos de un grifo mal cerrado, e incluso un tapón de bebida con agua, son lugares ideales para que el tigre ponga sus huevos. «Yo he llegado a encontrar puestas en gotas de agua que se han quedado en el agujero de las mesas que tienen sombrillas», explica Morales.

Por el momento, la única zona de la Región libre de la presencia de mosquito tigre es la comarca del Noroeste, gracias a sus temperaturas más bajas, aunque el biólogo no duda de que puede llegar hasta allí. «Ya se han detectado en Huesca», apunta.