La falta de agua ha desbancado al paro como principal debilidad de la economía murciana, según revela el Barómetro de los Economistas correspondiente al último semestre de 2015. La insuficiencia de recursos hídricos, que antes de la crisis era percibida como el principal obstáculo al desarrollo regional, vuelve a recuperar el primer puesto, según opina el 51,1% de los encuestados. La falta de agua «ha escalado hasta la primera posición desde el cuarto puesto que ocupaba un año atrás», lo que supone un salto muy significativo.

Por su parte, el paro queda relegado al segundo puesto, con el 42,1%; seguido del gasto en I-D+i por parte de las empresas, que aparece señalado por el 40,4%.

Los autores del Barómetro destacan especialmente el retroceso del paro en la lista de problemas más acuciantes, dado que pierde 20 puntos porcentuales respecto al año 2014. Su conclusión es que, «aún siendo un problema destacado por los economistas, no se percibe con tanto gravedad con la que se percibía hace un año».

Sin embargo, la corrupción y el trato de favor, que hace un año aparecía en segunda posición, lo que denotaba el grado de preocupación de los economistas por la falta de limpieza de la política, pasa a ocupar la cuarta posición. La corrupción es destacada por el 37,6% de los economistas consultados, lo que da idea de que sigue siendo una lacra para la economía. A continuación aparece el déficit de infraestructuras, que destaca el 36,5% de los encuestados, seguida de la falta de tamaño de las empresas (36%) y la productividad y temporalidad (27,5%).

Por el contrario, los economistas consideran que las condiciones naturales de la Región y el gran potencial del sector agroalimentario, el turismo residencial y las energías renovables constituyen la mayor fortaleza de la economía, según destaca casi 62% de los consultados. En segundo lugar aparece la competitividad de determinados productos, que señala el 45,5%, seguida del creciente grado de innovación en la agricultura y la industria agroalimentarias. En cuarto lugar aparece la consolidación del entramado de relaciones económicas entre las actividades turísticas, agroalimentarias, comerciales y logísticas (33,7%) y en quinto, la existencia de una cultura tradicional del agua que propicia el ahorro y eficiencia (35,4%). A mucha distancia aparece el adecuado clima económico, social y político.